Reverencias al verdadero ídolo americanista

Abraham Guerrero

OPINIÓN 14/08/2019 00:00 Abraham Guerrero Actualizada 09:40

El regreso de Guillermo Ochoa con el América, y en general al futbol mexicano, es lo mejor que le podía suceder a una Liga en la que se sufría para encontrar un referente que no fuera el delantero francés de Tigres, André-Pierre Gignac.

Y para aquellos que piensan que fracasó en su paso por el futbol de Europa, ojalá que mañana no se deshagan en elogios o de arrastrados en alguna entrevista cuando lo tengan de frente.

Es cierto que lo peor que tuvo Ochoa en su aventura por el viejo continente fue a su promotor, pero eso ya es pasado. 

El otra vez arquero de las Águilas regresa a México en calidad de figura indiscutible, de ídolo de un equipo que carecía de esa figura desde hace mucho tiempo. Porque no es lo mismo convertirte en un futbolista importante, en un referente durante un torneo o temporada, que en un verdadero ídolo... Y de esos, el américa no había tenido desde Cuauhtémoc Blanco

Porque ni siquiera el propio Guillermo lo era cuando se fue al Ajaccio francés. Lo curioso, es que se convirtió en esa gran figura lejos del Nido, ayudado por las grandes actuaciones en los últimos dos Mundiales y la etiqueta de ser producto de las fuerzas básicas del América, al que regresa como todo un rey y el líder que hacía falta a esta institución en muchos sentidos, el más importante en busca de conseguir más títulos.

Celosos los aficionados del resto de los equipos del balompié mexicano, tendrán que esperar a que cometa algún error para gritarlo tan fuerte como los americanistas ayer le cantaron a su llegada. Con Ochoa en el marco, las Águilas vuelven a ser candidato número uno al título y dan otro motivo para ir al estadio.

 

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