Tras el 19-S encontraron un nuevo hogar en Querétaro

A un año del sismo, Arturo Gallegos, Alexandra Aguilar y su pequeña hija Isabela libraron la tragedia del terremoto de 7.1 que sacudió a la Ciudad de México y tras perder su casa decidieron mudarse a Querétaro.

Con el semblante nostálgico, Arturo nos cuenta cómo vivieron ese 19 de septiembre.

“Después del simulacro, me senté en la mesa del comedor y sentí un estruendo muy fuerte, con el movimiento se levantó la mesa y me eché a correr. Mientras bajaba, veía cómo se iba cayendo el otro edificio. Al llegar a la calle, se cae el edificio de al lado. Entonces corro algunos metros hacia la esquina y cuando volteo, el otro edificio también estaba completamente derrumbado”, precisó.

Asustado, Arturo siguió moviéndose para buscar a su esposa e hija. “Fueron momentos de terror; aspiré polvo y tenía mucha tos, había mucha gente gritando. Me echo a correr hacia la escuela de mi hija, y cuando llego veo que ahí está todo bien. El punto de encuentro fue la escuela de Isabela, mi hija. Mi esposa llegó después de un rato, pero ella no tenía idea de todo lo que había sucedido. Camino al departamento, mi esposa me pregunta ¿qué tienes? Le digo: ‘literalmente sentí que me moría’.

EN BUSCA DE ASILO

Para el anochecer de la tragedia, tocaba turno de buscar refugio, ya que el hogar que los acogió por tanto tiempo fue blanco de la fuerza de la naturaleza. Una amiga nos dio asilo. Después en la zona del desastre estábamos desesperados por tratar de salvar documentos, algo para subsistir. Un edificio de siete pisos, de la esquina también cayó. No sé exactamente el número de personas que murieron en la calle de Escocia. Logramos entrar, sacamos documentos y la mascota. Al siguiente día, ya estaban los militares, ellos nos dicen que el edificio en el que vivíamos, lo derrumbarían. Te parte el corazón, porque es la historia de tu vida. Tuve miedo e incertidumbre.

TOMA DE DECISIONES

Para la familia Gallegos Aguilar, la tarde del 19-S no sólo resquebrajó su vivienda, sino la paz de hacer su vida en la CDMX. Ese fin de semana volvió a temblar. Mi hija quedó paralizada. Entonces fue cuando pensamos que vivir con miedo, no es vivir. Teníamos 14 años de ir a Querétaro por nuestros familiares. Entonces nos preguntamos ¿queremos vivir con esa incertidumbre? Decidimos que la mejor opción era cambiar de residencia a Querétaro. Fuimos muy afortunados porque familiares y amigos nos tendieron la mano. 

El sismo del año pasado no sólo sacudió la tierra de la capital, sino todo el estilo de vida de la familia, a la que se han adaptado. 

“Aún nos da melancolía y cierta nostalgia”. El venir a Querétaro no fue planeado, aunque por fortuna fue una de las mejores decisiones.