Desaparecen más niñas

Por Irma Gallo

Escribo la columna de hoy con el corazón roto. Giselle Garrido, de 11 años, desapareció en Chimalhuacán el 19 de enero. El 26 encontraron su cuerpo, en Ixtapaluca.

Por más que me pregunto quién y por qué puede hacerle esto a una niña, no me lo puedo imaginar. ¿Y saben qué es lo peor? Que Giselle no es la primera… y desafortunadamente no será la última: hasta noviembre de 2018 hubo 760 feminicidios en todo el país, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

Otro dato escalofriante es que el número de víctimas de entre cero y 17 años creció 60% en cuatro años. Entre enero y septiembre de 2015 hubo 38 menores asesinadas por motivos de género, pero esta cifra aumentó a 61 para el mismo periodo de 2018.

Las niñas, cada vez más… Aunque según el SESNSP, la mayoría de las víctimas de feminicidio son mujeres mayores de 18 años, durante los últimos meses hemos visto que el caso de Giselle no es único:

El 27 de octubre de 2018 Camila Cobos, de 7 años, fue violada y asesinada en Chihuahua.

El 24 de julio del mismo año, el cuerpo de San Juana Romo, de 9 años, fue encontrado en Zacatecas. También había evidencia de violación. El 17 de julio, también de 2018, Aleyda Valeria Estrella, de 8 años, fue violada y degollada en su propio cuarto, en Altamira, Tamaulipas. El mismo día, pero en Juárez, Nuevo León, fue descubierto el cuerpo de Ana Lizbeth Polina Ramírez, que había sido raptada dos días antes.

Y la lista podría seguir y seguir. Sólo menciono estos casos no porque los demás no sean igual de importantes, sino porque no tengo espacio para enumerarlos todos. Esta es sólo una mínima muestra de que, en este país, las niñas ya no están a salvo.

Un instrumento que debes conocer: la Alerta Amber. Aunque lo primero que les recomendaría es que acompañen en todo momento a sus hijas, que no las pierdan de vista ni un segundo, sé que esto a veces no es posible porque en la actualidad tanto papás como mamás trabajamos y, sobre todo las adolescentes necesitan y exigen sus propios espacios.

Asimismo, en otras columnas ya he comentado que debemos estar al pendiente de las redes sociales de nuestros hijos, de con quién interactúan y qué información personal comparten. Pero por supuesto que esto debe empezar por nosotros mismos: sé que es muy tentador “presumir” a nuestros orgullos en Facebook, pero por favor, aguantemos las ganas: nada de fotos de ellos, y mucho menos en lugares fácilmente identificables.

Finalmente, ojalá que nunca tengan que usarla, queridos lectores, pero es indispensable que conozcan la Alerta Amber: “Es un programa que establece una herramienta eficaz de difusión, que ayuda a la pronta localización y recuperación de niños y adolescentes que estén en riesgo inminente de sufrir daño grave por motivo de no localización o cualquier circunstancia donde se presuma la comisión de algún delito en territorio nacional”. 

Ojo: No necesitan esperar determinado lapso para reportar como desaparecido a un menor de 18 años. Es muy importante, para ayudar a elaborar una ficha de búsqueda, que tengan siempre a la mano una fotografía reciente, así como los siguientes datos: peso, estatura, señas particulares, la ropa que vestía en el momento de la desaparición. Recuerden: entre más pronto denuncien la desaparición y aporten más datos sobre su hijo, más posibilidades tendrán de encontrarlo.

Cabe mencionar que NO en todos los casos se activa la Alerta Amber. Según la página del gobierno mexicano, “la procedencia para la activación de la alerta” se valora bajo los siguientes criterios:

A) http://www.alertaamber.gob.mx/swb/alertaamber/PreguntasFrecuentes. Que la niña, niño o adolescente sea menor de 18 años.

B) Que se encuentra en riesgo inminente de sufrir daño grave a su integridad personal.

C. Que exista información suficiente: nombre, edad, sexo, características físicas, señas particulares, padecimientos, discapacidades, vestimenta que portaba al momento de la ausencia, así como la descripción de las circunstancias de los hechos.