La noche juntos

Sexo 27/12/2018 05:18 Lulú Petite Actualizada 05:19
 

Querido diario: En esa habitación la ventana estaba hacia la puesta del sol, de modo que vimos el cielo rojo ir oscureciendo hasta convertirse en noche. Descansábamos entrelazados él y yo, sobre las sábanas tibias, ya revueltas por nuestra propia causa. Genaro me tenía abrazada contra su cuerpo por los hombros, y yo le tenía una pierna pasada por encima del muslo como en señal de posesión. Aunque fuera solo por una noche, no iba a escaparse. Eso sí: Tampoco es que le viera yo a él ninguna intención de escaparse.

No paso a menudo la noche con un cliente, mis citas son de una hora, a veces unos minutos más, pero cuando se acaba el veinte, como los juegos infantiles en los super mercados, se para la maquinita y a otra cosa mariposa. Pero con Genaro es distinto. En principio, porque es generoso, me paga las horas que compartimos, viene de lejos a verme y me trata dulcemente, así que ¿Cómo no disfrutar de la noche con él?

Me acariciaba un brazo con algo de cariño y otro poco de lujuria, y mientras tanto nos besábamos con la paciencia de quien sabe que tiene muchas horas por delante para aprovecharse. Estando yo tan involucrada en estas batallas lengua con lengua, mi mano derecha quedaba libre para curiosear por su cuerpo, y en un principio se paseó por lo que era el valle de su abdomen, en caricias largas y comprometidas que iban acercándonos otro poco. Me gusta cómo me ve. Con un afecto tan parecido al amor y con un trato tan caballeroso, tan apasionado, tan de amante, me siento segura con él.

Luego de acariciarlo a mi antojo,  me incorporé sobre una rodilla para moverme sobre su cuerpo. Le pasé una pierna al otro lado, de manera que quedó atrapado debajo de mi posición a horcajadas, y luego bajé lo suficiente como para ubicar la punta de su erección en mi boca. Él se puso cómodo sobre las almohadas, azuzándome a continuar con una mirada llena de interés, como emocionado por ver qué venía a continuación. Mientras yo le recorría el pene con la punta de la lengua, él se acariciaba el vientre con una mano abierta. 

Ahora que lo tenía en mi poder, me dediqué a chuparlo con la lengua presta para recorrerle todos los rincones. Comencé a succionar su miembro despacito, probando cada milímetro. Él se tensó debajo de mí, lo oí gruñirme mientras respiraba pesado. Yo lo liberé un segundo para sonreír. Luego me planté firme con las rodillas para quedarme un rato en la punta de su miembro, la que arropé con mi boca para comérmela.

Lo verdaderamente dulce fue soltarlo para pasarlo al cobijo de mi sexo. Lo dejé ir después de último chupón, y luego de encontrar un espacio cómodo para los dos sobre la cama, bajé con los muslos hasta encontrarme sentada por completo y con su miembro bien ubicado adentro de mí. Algo caliente e increíblemente satisfactorio se me liberó a mí en el vientre, con lo que me erguí tan solo un instante mientras me atravesaba un suspiro de placer y comenzaba a mover las caderas encima suyo. Aproveché para amasarme las tetas entonces, sonriendo, encontrado mi espacio con su cuerpo encajado en mi cuerpo.Ahora era mi turno de menearlas con fuerza arriba suyo.

Genaro es especial. En eso pensaba cuando, acurrucados sentía su mirada cariñosa, mientras yo pensaba cómo narrar esa noche deliciosa.

Hasta el martes,  Lulú Petite

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