sigue lucha

Reclama justicia a siete meses de que perdió las piernas por un camión, en CDMX

Desde una silla de ruedas exige que su caso sea atendido para que no quede impune

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(Foto: Alan Rodríguez, El Gráfico)

La roja 06/03/2019 12:34 Pedro Villa y Caña Actualizada 12:47
 

La primera vez que vi a Margarita, un camión de carga acababa de pasar por encima de sus piernas. Siete meses después me reencontré con ella en su casa: está postrada en una silla de ruedas y donde estuvieron sus piernas, sólo hay dos muñones que no terminan de cicatrizar.

Margarita López ha sido víctima en diferentes ocasiones. Primero lo fue de la impericia de un conductor y, podría decirse, del mal trazo de una avenida.

La tarde del 2 de agosto de 2018 la mujer, de profesión maestra, conducía su motoneta Italika, negra con rojo, por la lateral del Circuito Interior.

Meses antes, en enero de ese año, compró el vehículo de dos ruedas; durante marzo obtuvo la documentación y se sintió preparada para conducirla, pero en agosto fue la última vez que pudo manejarla.

OTRA VIDA. Esa tarde que cambió su vida, Margarita concluyó su jornada como profesora en la secundaria Justo Sierra, de Azcapotzalco; subió a su moto para regresar a casa en la colonia Del Parque, en Venustiano Carranza. Al circular por la lateral del Circuito Interior, a la altura de la calle Sucre, un camión torton se le emparejó, ambos tomaron la curva donde hay una reducción de carriles no señalada.

La mujer vio acercarse al camión, le gritó al conductor que se detuviera, pero el ruido del motor ahogó su súplica. El golpe fue inevitable. Las llantas del camión se tragaron la pequeña motocicleta, que se atoró en el chasis y reventaron las piernas de Margarita.

CONDUCTORA PRUDENTE. Margarita se recuerda como conductora precavida que, para evitar un accidente o ser multada, no circulaba entre carriles o a exceso de velocidad. “Toda mi vida he respetado las reglas, como maestra se que soy, debo ser ejemplo, por eso nunca me permití violar leyes o reglamentos”, dice. Pero no fue suficiente.

Aturdido su oído por el ruido y su cuerpo por el dolor, lo poco que pudo ver Margarita tras el impacto, fue la fractura de su muñeca derecha. Piensa que la adrenalina que liberó al anticipar el evento, le ayudó a no sentir el momento en que intentó amortiguar con las manos el golpe contra la banqueta. El hueso desgarró la piel, como si le estorbara y terminó expuesto.

Nunca perdió la conciencia, por eso vio cómo el conductor responsable y su acompañante detuvieron el camión 40 metros adelante, se bajaron y retiraron la motoneta que ya se incendiaba entre las llantas traseras de su unidad. Vio cómo los transportistas intentaron escapar, pero testigos los detuvieron.

Policías de la SSP atendieron la emergencia, llegaron paramédicos para atenderla y algunos reporteros, yo entre ellos, para cubrir la nota. Sin moverse, Margarita permaneció a un costado de la banqueta con las piernas destrozadas. La estabilizaron y en minutos se la llevaron.

NUEVA REALIDAD. En el hospital, Margarita vivió diez días en coma. Al despertar, le fueron amputadas ambas piernas.

Como si perder sus extremidades no hubiera sido difícil, después fue víctima de las bacterias que destruyeron parte de su sistema inmunológico. Según explica, la suciedad del pavimento donde estuvo recostada tras el percance provocó una infección con organismos que resistían el doble esquema de antibióticos que le aplicaron especialistas del IMSS.

A seis meses de su accidente, Margarita no puede valerse por sí misma, no ha regresado a trabajar y la infección ha impedido que cicatricen sus heridas. Junto con sus piernas perdió la mayoría de sus sueños.

Confinada en una silla de ruedas, ha sido víctima de la injusticia —que la ha sumido en severa depresión—, y trata de luchar contra las irregularidades del proceso abierto por su accidente.

DECLARAN MENTIRAS. Ahora se sabe que quienes iban a bordo del camión eran José Luis Avelar Sánchez y José Luis Avelar Rodríguez, padre e hijo respectivamente.

Margarita recuerda nítidamente que el conductor del camión Dina, tipo Torton color rojo con placas de circulación 612DH3, era el hombre de mayor edad, pero quien dijo ir al volante fue José Luis Avelar Rodríguez, de 26 años. “El conductor era un señor más grande, ambos querían escapar del lugar, pero no pudieron”, dice Margarita.

Entre los testigos que declararon en el Ministerio Público Venustiano Carranza 3, está el policía de la SSP, Junior Elíseo Estrada González.

El oficial dio una versión falsa de los hechos. Aseguró que al atender la emergencia encontró a Margarita sentada junto a la motocicleta, nunca mencionó que el vehículo fue arrastrado y estaba en llamas. Tampoco dijo que los transportistas manipularon la motoneta para que su camión siguiera su marcha.

En la carpeta CI-FV/VC-3/UI-2 C/D/01445/08-2018, Estrada González declaró: “Quien ahora responde al nombre de Jesús Avelar Rodríguez, de 26 años de edad se me acercó y me refirió que él era el conductor del camión”.

Sin embargo, Jesús no se acercó o se entregó por voluntad, fue rescatado por los policías junto con su padre, cuando eran golpeados por testigos.

En su declaración ante el agente del MP, Juan Alejandro Zaldívar Valderrama, además de omitir el detalle del intento de linchamiento, el oficial Estrada dijo que el imputado fue trasladado en su propio vehículo con la custodia del oficial Luis Antonio Ortiz Hernández. placa 837976. Esta información no corresponde con los hechos reales, porque el detenido fue trasladado, junto con la motoneta quemada, a bordo de la unidad MX-111-N2 del sector Moctezuma. El torton fue llevado a la agencia por José Luis Avelar Sánchez, padre del detenido.

Además de que en sus declaraciones el policía Estrada González alteró los hechos, nunca se realizó un dictamen del peritaje de mecánica forense y la Policía de Investigación de la Fiscalía capitalina no ubicó testigos para que declararan por los hechos.

Sin que Margarita se enterara, los días que ella se debatía entre la vida y la muerte fue denunciada por un hombre de nombre Jesús Avelar. 

En su declaración aseguró que la motociclista golpeó la parte trasera del camión e, incluso, dijo que demandaría a Margarita por daño a la propiedad en agravio a su padre, quien no es el dueño del vehículo, el que aparece a nombre de Armida Rodríguez Medina, la persona que lo reclamó días después.

Margarita sabe que el único detenido presentado por el accidente fue liberado 48 horas después de los hechos. El hombre nunca preguntó por la lesionada.

Ahora, Margarita exige a las autoridades que retomen el caso y se haga justicia; busca una indemnización que le permita iniciar de nuevo y solventar los gastos desde aquel 2 de agosto, cuando casi muere en la colonia Aquiles Serdán.

(Fotos: Alan Rodríguez)

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