DISCRIMINADA

Obligan a mujer a renunciar a empleo bajo amenazas, en Edomex

En el Estado de México, las mujeres no sólo son víctimas de la violencia física y los agresores no siempre son sus parejas

(Foto: Tanya Guerrero y Archivo El Gráfico)

La roja 27/11/2018 09:01 Tanya Guerrero Actualizada 10:06
 

El 8 de octubre de este año, Katy Mariana Mendoza Chávez dejó de ser la única mujer en la Comisión del Agua del Estado de México (CAEM) que atendía labores de limpieza en emergencias por inundaciones.

En un trabajo donde el 90% de trabajadores son hombres (en su oficina eran 14 varones y dos mujeres), la discriminación que padeció por ser mujer fue el detonante para que la CAEM le solicitara terminar con la relación laboral de tres años que mantuvo con la institución. 

El tiempo que Katy trabajó ahí, lo hizo en un ambiente discriminatorio que fue en escalada. Su punto más álgido llegó cuando le pidieron su renuncia “voluntaria”, amenazándola con no otorgarle los beneficios de ley en caso de no firmarla. 

El argumento eran denuncias anónimas en su contra, como tráfico de influencias. Además, la acusaban de malos tratos a subalternos, prepotencia y usar su puesto para obtener beneficios superiores, sin que ninguna acusación fuera comprobada.

MUNDO DE HOMBRES. Los señalamientos fueron producto, considera Katy, de que ella hizo labores que eran exclusivas de hombres.

Los comentarios sexistas y agresiones verbales iniciaron seis meses después de su contratación, en mayo de 2015, cuando manejó una camioneta para transportar al personal encargado de dar mantenimiento a pozos del municipio.

“No les gustaba que yo diera instrucciones, no querían subirse a la camioneta, decían que iba a chocar por ser mujer; me decían “¿por qué me vas a mandar tú, si eres mujer?” y siempre le decían a mi jefa que por qué me iba a meter a una cisterna, si era mujer y ése era trabajo para hombres”. Aunque nunca sufrió algún percance al volante, era la única a quien le exigían licencia de conducir. 

DESPLAZADA. Ella formaba parte del grupo “Tláloc” de atención a crisis, desbordamiento de ríos o brote de infecciones en zonas afectadas; un día, en una emergencia, durmió en la Presa Angulo tras laborar toda la noche poniendo costales: “A las cinco de la mañana, el jefe de mi jefa le pidió que regresáramos, porque las mujeres no podían estar cobrando tanto tiempo extra”, cuenta Katy.

En el cargo de técnico especializado en infraestructura hidráulica, en el Área de Agua Limpia Gerencia Cuautitlán Oriente, su trabajo consistía en acudir a pozos para reparar dosificadores y purgar cisternas, además de apoyar en el desahogo de agua al interior de casas durante inundaciones.

TRABAJO RUDO, PARA VARONES. El área a la que pertenecía solicitó en varias ocasiones guantes, chalecos y uniformes de protección de la talla de Katy, en respuesta, recibieron un paquete con un traje sastre y zapatos de vestir, argumentando que “las mujeres no hacen trabajos rudos en la CAEM, porque sólo están para trabajo dentro de la oficina”. 

No contar con la vestimenta de la talla adecuada ponía en riesgo su integridad; tampoco la dejaban asistir a la misma capacitación que el resto de sus compañeros. “Cuando mi jefa me proponía, le decían que no porque era mujer y se necesitaban hombres para cosas rudas, aunque yo hacía de todo en las contingencias”, dice.

SE ENSAÑARON TRES. Las agresiones verbales que Katy recibió de modo constante eran más recurrentes en tres de sus 17 compañeros, a quienes ella menciona en las denuncias interpuestas ante la Contraloría estatal, la Conapred, la Contraloría del Edomex, la Comisión de Derechos Humanos del estado; ante la falta de atención de las instancias institucionales, Katy ha enviado cartas a diferentes diputados y senadores para que tomen su caso.

AMENAZAS. Y es que el acoso laboral escaló a una serie de amenazas contra su integridad física por parte de tres de sus compañeros. En febrero de 2017, en una manta institucional colocada a la entrada de las oficinas de la gerencia escribieron con plumón: “Mejor ni regreses, K.M” 

Días después, dejaron en su escritorio un papel que decía: “Parece que no entiendes, si no te vas de este departamento te vamos a pegar en donde más te duele, KM”.

INSULTOS. Cuando Katy iba a la bodega a recoger el material de trabajo, sus agresores le aventaban los porrones diciendo que ellos no le harían caso “a una chamaca pendeja”. 

Incluso, varias veces estos mismos agresores le gritaban al resto de sus compañeros comentarios sexistas aludiendo a Katy como: “con esas pinches bolas cree que va a conseguir todo lo que quiere”. 

“Yo informé a las autoridades correspondientes sobre esta serie de cosas, pero me decían que no iba a pasar nada y que no me preocupara”. 

LA DIFAMAN. El acoso y las agresiones de las que fue víctima se extendieron incluso a redes sociales, donde en el perfil de Facebook de la CAEM la acusaban de ser amante de varios funcionarios y teibolera.

Esta cadena de acoso, agresiones y difamaciones no han sido suficientes para que las autoridades atiendan el caso. Hasta ahora, sólo la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México abrió el expediente 400C131000/ 5755/ 18 para el seguimiento de la queja por violación a derechos laborales y de igualdad de Katy, quien espera desempleada a que se le haga justicia.

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