Juez libera a presunto homicida

Pasean a mujer muerta para exigir justicia, en CDMX

Sexoservidoras transexuales protestaron con todo y el ataúd de Paola en Puente de Alvarado

(Foto: Armando Martínez, El Gráfico)

(Foto: Armando Martínez, El Gráfico)

La roja 05/10/2016 10:05 Yara Silva Actualizada 13:46
 

Paola Ventura está muerta y ha regresado en un féretro a la avenida donde ofrecía su cuerpo. Ella, sexoservidora transexual, fue asesinada por un supuesto escolta que le disparó al corazón y que fue puesto en libertad por un juez.

Puente de Alvarado era el lugar de Paola. Esa esquina que hace cruce con la calle Juan Aldama fue también el sitio donde el viernes por la madrugada fue atacada. 

En la avenida desfilaban automovilistas en busca de alguna mujer. Uno de esos coches era el de un supuesto escolta de un funcionario de Naucalpan. 

Era un carro gris que rondó en tres ocasiones por la avenida, para finalmente elegir a Paola.

Frente a la mirada de sus compañeras ella subió al Nissan March para acompañar a su cliente. Fue un viaje de sólo unos minutos. 

Dos detonaciones alertaron a las sexoservidoras, quienes corrieron hacia el vehículo para auxiliar a su compañera. 

Pensaban que sobreviviría a los dos balazos que recibió en el corazón y en el brazo. No lo logró. Al ver muerta a Paola y armado a su acompañante, las sexoservidoras aprehendieron al supuesto homicida. 

Esperaron a que una patrulla se acercara para trasladar a quien acusaban como responsable. Al llegar la policía otro hombre intentó rescatar al escolta. A pesar de que rompió los cristales de la patrulla, no pudo dejar en libertad al acusado.

No lo logró él, pero sí un juez que halló insuficientes pruebas, pese a que el hombre estaba armado y que sólo él y Paola estaban en el auto. 

El indiciado admitió que forcejeó con la víctima, pero que no sabe quién disparó el arma y que los testigos no vieron el momento en que fue atacada. 

A esto se sumó, que supuestamente el sospechoso dio negativo en la prueba que le hicieron para detectar restos de pólvora.

Por eso ayer el cadáver, casi en descomposición, llegó en un féretro a bloquear la avenida donde trabajaba. Ella no pudo gritar más, pero sí sus compañeras que exigen “justicia para Paola”.

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