Horas nalga

LEO AGUSTO

OPINIÓN 29/04/2019 10:04 LEO AGUSTO Actualizada 10:04

Sería injusto generalizar el comportamiento de nuestra heroica clase burocrática que se sabe todos los sellos, copias, hologramas y demás que requerimos para hacerle el juego administrativo al Estado, pero el estereotipo tiene como características la baja productividad, de esos servidores públicos que llegan muy temprano a la oficina a desayunar, a ver las ventas por catálogo que se pagan en abonos quincenales, el mundo de las tandas, todo bajo el amparo del respectivo sindicato. Se trata de un mundo de simulación, se hace como que se paga un salario, se hace como que se trabaja.

Entre las cotidianas ocurrencias de López Obrador para simular un cambio profundo, surgió la idea de que los burócratas trabajen los sábados y “si se puede hasta domingos”; esto, sin importar el marco legal ni los contratos colectivos de trabajo, la medida se impondrá por decreto o memorándum. Ya ni porque el miércoles se celebra el Día del Trabajo, que conmemora las conquistas del proletariado: trabajar los domingos. “Servir al prójimo, aunque se gane poco y se trabaje mucho”, ajá.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) tiene otros datos. Según un estudio realizado en treinta y cacho países, un mayor número de horas trabajadas no se traduce en productividad.

En México, una persona promedio trabaja anualmente 2 mil 255 horas al año. Casi diez horas diarias, mientras que en Alemania se trabaja la mitad de tiempo que aquí. La hora nalga como motor de la 4T no es la solución, señor Presidente.

Radar de lo absurdo. La utilización de la agencia estatal de noticias Notimex para difundir el lanzamiento de una canción interpretada por la primera dama Beatriz Gutiérrez Müller quedará registrado como triste pie de página en la historia de México, especialmente porque desde López Portillo no se veía semejante desfiguro.

Bitácora de los Ángeles del Gordo. No se pierda las visitas literarias que organiza la Coordinación de Literatura del INBAL, especialmente la de Mixcoac, un barrio que guarda cierta mística de las letras mexicanas. Entre las historias que cuentan sus calles, plazas, iglesias, fincas y colegios encontramos que Octavio Paz vivió en el barrio de San Juan desde recién nacido hasta los 23 años. El andar le llevará al corazón de este barrio fragmentado por ejes viales y avenidas, donde se encuentra el antiguo ayuntamiento de Mixcoac, hoy Centro Cultural Juan Rulfo, en la calle de campana donde el autor de “Pedro Páramo” y de “El llano en llamas” pasaba las tardes después de trabajar como burócrata en el Instituto Nacional Indigenista. 

Si a usted le interesa realizar estos paseos, le recomiendo que llame de lunes a viernes de 10:00 a 15:30 horas al teléfono 47 38 63 00 ext. 6727, o escriba al correo-e [email protected]. Diga que llama de parte de El Gordo. 

Por otra parte, valdría la pena que la alcaldía Benito Juárez le dé una barrida al Parque Hundido y demás plazas y parques de Mixcoac. Qué pena con las visitas.

Comentarios