¡Pruébame!

Sexo 14/11/2018 05:18 Helena Danae Actualizada 11:12
 

Hola, mis amores, estoy muy contenta de estar con ustedes un día más, espero que su semana sea excelente y que mi columna les deje un rico sabor de boca.

Hoy, quiero platicarles sobre los famosos chupetones, esos moretones en el cuello, pecho o donde sea que te los hayan hecho, y que algunas veces son causa de muchas separaciones.

Imagínate que tu pareja llega con uno ¿qué explicación podría darte? Algo así como que fue al parque y lo picó una abeja y eso le hizo un moretón, pues no creo que sea muy válida esa historia; esos chupetes también son causa de regaños y es que si tienes un novio y se supone que sólo andas con él de ‘manita sudada’ y de pronto llegas a casa con tus papás con un chupetón pues no hay cómo explicarlo, mínimo debías estar fajando con él para que algo así se diera.

Tristemente también existe quien sí utiliza los chupetones como una marca de que esa persona tiene ‘dueño o dueña’, así como marcan a las reses. Igual he conocido personas que ni siquiera están en un cachondeo y su pareja las toma por el cuello y empieza hacerles el chupetón y entonces vas por el mundo diciendo ¡Miren, tengo novio, ya me dejó marcada! Y eso tampoco está muy padre, depende de muchos factores, pero si tu pareja hace eso no hay confianza y además siente que eres de su propiedad, que puede decidir sobre tu cuerpo y la verdad esa persona no te conviene.

Tú eres dueño o dueña de ti mismo, tú decides qué quieres y si dejas que le hagan algo a tu cuerpo, además en la pareja debe existir confianza, donde sabes que la otra persona no te va engañar y no necesitas ponerle un letrero de ocupado, finalmente una infidelidad se puede dar aunque le hagas un tatuaje con tu nombre en la frente, (lo cual estaría súper mal y extremista, aclaro que fue una metáfora). 

Aunque sí puede haber quien  traiga chupetones porque en verdad disfrutó una buena faena, yo por ejemplo, debo admitir que no soy fan de las marcas en el cuello, claro que llegué a traerlas, pero ahora prefiero andar libre por la calle sin tener que ponerme maquillaje o una bufanda. 

Pero confieso que a veces es inevitable y es que me produce placer extremo el sentir cómo mi pareja me muerde y chupa el cuello. Es como cuando estamos en la cama haciendo el amor, y él comienza a penetrarme más fuerte, yo tengo mis piernas abrazando su cintura y siento todo su peso arriba de mí, veo su espalda en cada embestida, y mis manos lo arañan, él comienza a hacerlo más duro y yo sin poder evitarlo muerdo su hombro, levanto mi cabeza para que él bese mi cuello.

Y empieza a lamérmelo, a morderme justo al costado, yo aprieto los ojos y siento cada uno de sus dientes, presiono las piernas contra mi cadera, porque eso me está excitando bastante, le pido, entre gemidos, que lo haga más fuerte, que me muerda un poco más y me penetre más duro, cuando más siento su presión logro terminar de manera fabulosa.

Él también llega al clímax y se queda unos minutos más sobre de mí y yo aprieto la vagina para exprimirle hasta la última gota, luego cuando por fin nos separamos, me miro en el espejo y ¡sorpresa! un pequeño chupetón.

Empieza el dilema entre sí valió la pena y el que no sé cómo ir al súper al día siguiente marcada; los chupetones no me gustan, pero que me muerdan cuando cogemos me encanta.

¿Ustedes qué opinan de los famosos chupetones? ¿Son portadores de uno de vez en cuando? ¿O están en contra?, veo sus respuestas en mis redes.

¡Los adoro!  

Google News - Elgrafico

Comentarios