Hola, mis amores, muy feliz miércoles para todos ustedes, les mando bonita vibra y abrazos calientitos.
¿Recuerdan el vibrador de la columna anterior? Para quienes no saben cuál es, les cuento que me llegó un paquete de una sexshop con un vibrador en forma curva y una agarradera delgada, para hacer ejercicios de Kegel.
Les contaba que mi pareja y yo estábamos probando el nuevo juguete, viendo velocidades y cómo mi clítoris respondía a las estimulaciones, con cada vibración me hacía abrir las piernas y encontrar más placer, pues él se puso entre mis piernas y comenzó a lamerme mientras el vibrador hacía lo suyo, yo seguía disfrutando de los placeres hasta que me puso a su ‘amigo’ erecto apuntando a mi entrepierna, tratamos de acomodar el vibrador para que con cada embestida él lo presionara contra mí.
Mientras más placer sentía, le pedía que me diera más duro, esto me incomodaba un poco, porque el vibrador es de un tamaño mediano, así que no dejaba que nuestros cuerpos se unieran por completo, entonces él tuvo una idea fantástica, se puso la jaladera del vibrador en el tronco del pene, metiéndolo por el orificio de la agarradera y así dejó el vibrador hacia abajo, apuntando a mi trasero.
Cada que me embestía, el vibrador se acercaba demasiado y me hacía sentirme llena de placer, además la agarradera también vibraba por lo que él disfrutaba también del placer que podía darnos este nuevo juguete. Así continuamos hasta que los dos tuvimos orgasmos maravillosos.
DEJEN LOS COMPLEJOS. Me llegaron correos de hombres diciendo que temían ser mal vistos por pedir a su pareja usar algo nuevo, como un vibrador. Por lo que les daré mi opinión: Se los diré así, la masculinidad (hablando de lo que puedes hacer y lo que no, como llorar, demostrar tu amor o usar rosa) fue un invento para que no disfrutaras de los placeres de la vida libremente.
Explorar tu sexualidad será el mejor regalo que podrás darte para toda la vida. Tal vez, lo que para ti sea normal, para otra persona es demasiado, pero cada cabeza es un mundo, lo que tú debes hacer es quitarte esas ataduras de la cabeza y buscar el placer de la manera en la que venga representado. Cualquier cosa que te dé placer o haga feliz, no te hace ni más ni menos hombre, siempre y cuando no afecte o lastime a otras personas.
Si tu pareja no se atreve a probarlo contigo, inténtalo tú solo y tal vez en la marcha del redescubrimiento del placer, tu pareja se quite los tabús y se una a la fiesta. Otro dato importante es que lo que haces en tu intimidad es asunto tuyo y de tu pareja. Así como no está bien exponer a las mujeres, tampoco a los hombres. Si los hombres tienen la confianza y el amor de contar lo que les gusta, con ese mismo amor se debe respetar esa confianza y no utilizarlo en su contra.
¡Los adoro!
