Ya lo era, pero en la final lo ratifica. André-Pierre Gignac es el mejor futbolista que ha tenido Tigres en su historia, el más dominante y espectacular. Empata la marca de Tomás Boy —de goles anotados con el equipo regiomontano (104)—; la diferencia es que el hoy entrenador de las Chivas lo hizo en 13 años y el francés solamente en cuatro. Una abismal diferencia que tiene su lógica, ya que el primero fue un estupendo mediocampista y Gignac es un genuino killer del área.

En un lapso tan corto, el europeo se ha instalado entre los mejores extranjeros en la historia del futbol mexicano. Ya está por encima de Carlos Reinoso y Héctor Miguel 

Zelada. Quizá sólo se mantiene por encima de él Miguel Marín, el legendario portero del Cruz Azul durante la época en la que ese equipo sí ganaba títulos y no fracasaba, como lo hace ahora cada seis meses.

Ricardo Ferretti ha planeado bien en la ida de la final, entendió un concepto tan básico que es difícil que no se aplique en cada partido de futbol. El ser calculador, conservador y en ocasiones timorato, no deja nada bueno al futbol. Qué diferencia cuando se busca la portería enemiga, como lo hicieron estos dos equipos en la final, dando un estupendo partido de futbol.

Aunque, en términos generales, la balanza se cargó considerablemente del lado de los Tigres. Al final, el 1-0 le salió muy barato al León, y se lo debe a la falta de contundencia de los norteños, que anoche bien pudieron dejar finiquitada esta serie.

Que fue vibrante, emotiva. El enfrentamiento entre el uno y el dos de la tabla no defraudó. Al final, la pequeña diferencia fue que, cuando Ángel Mena debió anotar, falló, como si no hubiera sido el campeón de goleo de la temporada. Por eso, los futbolistas tienen distintas cotizaciones. Cuando son necesarios, cumplen, como fue el caso de Gignac, pero también el renacer de Guido Pizarro, quien no había tenido un partido de la calidad que mostró anoche durante su actual etapa en el club. Sí lo hizo en la primera y ese nivel que lo llevó al Sevilla de España.

El León tiene un panorama complejo para el domingo y, aunque las estadísticas son solamente un capítulo anecdótico en el deporte, muy pocas veces un equipo que ha perdido dos partidos en una misma Liguilla ha sido campeón: el Toluca en la temporada 1974-75, Cruz Azul en la 79-80 y Pumas en la 80-81, pero con un formato distinto de fase final. Ahí fue la definición en fase grupal; es decir, más partidos y no eliminatorias directas, sino hasta la final. Así que el panorama es realmente problemático para el equipo de Ignacio Ambriz.

Los únicos equipos que lo han conseguido son Tigres en la 81-82, Puebla —que se dio el lujo de perder los tres partidos de visita y aún así fue campeón en la 82-83—, los Tecos en la 93-94, Santos en el Verano 2001, Toluca en el Apertura 2002, el Pachuca en el Apertura 2003 y el Clausura 2006, los Pumas en el Clausura 2009 y el América en el Apertura 2014..

Ferretti tuvo la idea de atacar al León, incluso al ingresar a Enner Valencia y jugar con dos delanteros, algo que adoleció en los partidos pasados. Y aunque Enner hizo el ridículo fallando frente a la portería de Cota, el peligro ofensivo fue constante.

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