Protege tu piel del frío

Vida 23/09/2016 05:00 Silvia Ojanguren Actualizada 05:00
 

En estos días comienza  el descenso en la temperatura y con ello se eleva el riesgo de males  respiratorios y dermatológicos, como la llamada xerosis o resequedad en la piel. 

Esta enfermedad es conocida como “comezón del invierno”, ya que en esa época ataca con mayor intensidad, pero aún en otras estaciones  se puede dar  y dañar la salud dérmica. 

Señales de la xerosis. La resequedad, dice la dermatóloga Heidi Muñoz Hink, es un problema común en dermatología y consiste en una disminución de la capacidad de la piel para conservar un grado adecuado de humedad.  

Cuando hace frío, explica, el problema aumenta, debido a la poca humedad de la calefacción, la disminución relativa del contenido de vapor de agua en el aire externo y a la exposición a los vientos fríos. Entonces, la piel se vuelve oscura y opaca, rígida y áspera, salpicada de escamas.  

El primer síntoma de xerosis es la comezón y una ligera aspereza, luego aparecen pequeñas escamas sobre una base de coloración normal y se rodean de eritema (enrojecimiento) y pequeñas grietas, menciona la dermatóloga. 

La especialista dice que además de los factores climatológicos, otros aumentan el riesgo de sufrir xerosis o resequedad: baños frecuentes con agua caliente, excesivo lavado de las manos y exposición a sustancias irritantes, especialmente jabones alcalinos. 

Salida de emergencia. Para prevenir el problema hay que dejar fuera del baño jabones comunes, ya que destruyen la película lípida que lubrica la piel, son mejores los dermolimpiadores como la línea Emulbase. 

 “Lo más importante es aplicarse un producto que contenga oclusivos, emolientes y humectantes, como la Leche Hidratante de Genové”, indica, porque hidrata  la capa superficial de la piel y evita la evaporación del agua. Además, “los emolientes suavizan y ablandan la superficie de la piel”. 

Consejos básicos para el cuidado de la piel:

Bañarse una vez al día con agua tibia, no caliente, lo que provoca daño térmico, barriendo el manto ácido de la piel. 

Evitar los baños prolongados en tina, ya que las células se deshidratan. 

Después del baño, secarse bien con una toalla de algodón suave y aplicarse una crema con humectantes y emolientes. Se debe repetir la aplicación dos o tres veces al día. 

Utilizar sustitutos de jabón o dermolimpiadores en lugar de jabones convencionales, pues son alcalinos y dañan el pH de la piel. 

El cabello largo debe lavarse en un lavamanos, así se evitará el excesivo contacto de la piel con el agua. 

Evitar el contacto con sustancias irritantes y solventes: tintes para pelo, cloro o detergentes. 

 Evitar la exposición prolongada a los rayos solares y el aire acondicionado. 

Extremar las precauciones durante el invierno, cuando el aire es más frío y seco.

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