'Depre' ataca por igual

23/09/2015 04:30 Silvia Ojanguren Actualizada 12:54
 
La depresión es más común de lo que se cree y afecta a hombres y mujeres de todas la edades y grupos sociales.
 
Quienes la padecen pasan por distintos estados de ánimo en su vida y sus emociones repercuten en todas sus funciones y relaciones.
 
Hay de todo tipo de experiencias, como alegría y tristeza, que siempre tienen un origen identificable para la persona. Pero hay ocasiones en que las cosas ocurren sin que se tenga idea de dónde surgen y que impiden realizar las tareas cotidianas, entonces la persona desarrolla presunciones y justificaciones para sí misma, al tiempo que desarrolla molestias físicas y dolencias.
 
Es un momento de alerta, explica el doctor Alan Barrell, quien precisa: ‘es cuando se está desarrollando un cuadro de depresión’.
 
Acción inmediata. “Ante este cuadro, es muy fácil intentar tratar la molestia sin alcanzar a atacar el origen real del problema del paciente, por lo que cotidianamente pueden ser etiquetados con una serie de enfermedades de dudosa evolución y comportamiento irregular”, advierte el especialista.
 
En esta situación, la persona afectada vive el miedo que representa hablar de una enfermedad de tipo emocional, para no ser etiquetado como una persona carente de carácter, con pereza o de limitada madurez con las consecuentes leyendas de estigmatización social.
 
Barrell comenta que  “dada la complejidad de la depresión en sus manifestaciones clínicas y las barreras generadas por la enfermedad, el establecer el diagnóstico preciso puede tomar hasta 14 años en la vida de una persona”.
 
Popular y complejo. La depresión ya es un asunto global, tanto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la cantidad de personas que viven con la enfermedad mental suman unas 350 millones, de las cuales más de la mitad no recibe el tratamiento ni la atención médica adecuada.
 
Y de los principales síntomas de la depresión los especialistas hablan así:
 
“Hay dificultad para concentrarse, tomar decisiones y ejecutar las actividades cotidianas, se percibe pensamiento enlentecido, tristeza, irritabilidad, somnolencia, falta de interés, pensamientos e intentos suicidas y sensación de vacío”.
 
Estos síntomas representan en sí un estado anímico alterado, marcado en ocasiones hacia la percepción de una pérdida relacionada a la persona, su condición social o laboral, y que persiste por más de dos semanas afectando de manera importante su ritmo de vida.
 
Existen factores sociales y biológicos que incrementan el riesgo de desarrollar depresión, como la predisposición genética, experiencias estresantes de vida entre las que se encuentran: pérdidas personales, enfermedades, desempleo etc. 
 
Salida de emergencia.  Los médicos buscan motivar la consulta temprana, ya que el retraso en la atención, además de provocar que se convierta en un asunto crónico depresivo y recaídas, incrementa el riesgo de suicidio.
 
Las personas que no reciben atención viven ante el peligro de conductas autodestructivas y de desarrollar o complicar otras enfermedades como diabetes, hipertensión, obesidad.

 

 

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