Los médicos la definen como espondilitis anquilosante, es una enfermedad autoinmune y se caracteriza por la inflamación de las articulaciones y ligamentos de la parte baja de la espalda lo que causa dolor y rigidez.
Expertos médicos indican que con el tiempo este padecimiento puede afectar todo el tronco, iniciando un proceso de degeneración en las vértebras que se fusionan, de tal manera que la columna se vuelve rígida e inflexible.
Mal muy severo
Los síntomas son dolorosos y los riesgos de discapacidad varían: hay veces que las molestias se presentan de forma esporádica a lo largo de la vida y no causan dificultades, pero también hay casos en que las complicaciones son constantes y el padecimiento afecta a otras partes del cuerpo, explica el doctor Eric Matteson de Mayo Clinic.
La espondilitis anquilosante, se cree, afecta a casi 1% de la población mundial. Se trata de una enfermedad que puede afectar a cualquiera, pero es más común en los hombres y afecta de 2 a 3 veces más a ellos que a mujeres.
Existe una tendencia hereditaria (genética), lo cual significa que es más probable que padecer espondilitis anquilosante si algún familiar también presenta la enfermedad.
Más allá del dolor de
espalda
Aunque los síntomas de la espondilitis anquilosante varían de una persona a otra, los reportados más comúnmente son dolor y rigidez.
En las etapas tempranas, los más comunes son aquellos relacionados con rigidez y dolor en los glúteos y en ocasiones en la parte posterior de los muslos (como en la ciática).
A menudo, estos síntomas son notados por primera vez después de una distensión muscular y pueden ser confundidos fácilmente con un dolor de espalda común.
Si este dolor de espalda se extiende por más de tres meses y mejora con el ejercicio, pero empeora con el descanso, es probable que se trate de espondilitis anquilosante.
Puede que con el tiempo este dolor se extienda al cuello, hombros, caderas, muslos, rodillas, tobillos y talones lo cual limita el movimiento de manera considerable y ocasiona incomodidad al pararse o caminar.
¿Mal autoinmune?
Es una enfermedad autoinmune y puede involucrar a otros órganos y causar fiebre, pérdida del apetito, fatiga e inflamación en pulmones, corazón e iris de los ojos.
Esto porque cuando el sistema inmunológico sufre una alteración y en lugar de atacar a agentes externos como virus, comienza a atacar a las células del cuerpo porque no las reconoce y las toma como extrañas.
Un peligro más es que los síntomas de espondilitis anquilosante suelen pasar desapercibidos en su fase inicial, ya que se les confunde con los de una molestia de poca importancia como un dolor de espalda común, provocado por mala postura al estar sentado, tensión excesiva, o dolor del nervio ciático (este nervio comienza en la región lumbar y baja por la parte posterior de cada pierna).