¿Adicto a los atracones?

Vida 12/05/2017 05:00 Silvia Ojanguren Actualizada 05:02
 

Hasta hace poco, al escuchar hablar de un atracón no se decía más que se trataba de comer en exceso y exponerse a una indigestión, pero ahora se sabe que es un trastorno (TA), una condición mental, reconocida así en 2013 como un desorden específico de la conducta alimentaria.

Entró a las páginas del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-5) y se caracteriza por la falta de control en la ingesta de una cantidad de alimentos superior a la necesaria, al menos una vez a la semana y a lo largo de tres meses o más .

Mesa puesta. El doctor Armando Barriguete detalla que el trastorno por atracón tiene una prevalencia de 1.9% en el mundo y que a pesar que se habla menos del TA es más común que la anorexia y bulimia juntas.

En su calidad de director de la Clínica Ángeles de Trastornos de la Conducta Alimentaria, explica que se  estima que en México es un problema de 1.6% de la gente y que 60% son mujeres y 40% hombres de diferentes estratos socioeconómicos y de todas las edades. Pero, un detalle: es más común en adultos.

Los atracones se asocian a tres o más hechos: comer mucho más rápidamente de lo normal, hacerlo hasta sentirse desagradablemente lleno o en grandes cantidades, aún cuando no se siente hambre.

Comer solo, debido a la vergüenza que se siente por la cantidad que se ingiere y después tener disgusto con uno mismo, sentirse deprimido o muy avergonzado, es otra clave de este trastorno.

 

Perfil del atracón. Alejandro Caballero, médico especialista en Trastornos de la conducta alimentaria,  dice que a las víctimas de TA “frecuentemente les molesta su aspecto físico, pero no hacen nada al respecto, presentan estados emocionales negativos como depresión o ansiedad.

“Además de patrones inconstantes en su alimentación, algunos tienen antecedentes de dietas que no siguieron con éxito, tienen problemas de impulsividad o conflicto en la resolución de problemas”, explica.

El paciente puede sufrir síndrome metabólico, hipertensión, dislipidemia, diabetes tipo 2 u obesidad, aunque el enfermo con TA no es forzosamente obeso. 

Acciones de bien. Más allá de su gravedad y la incomprensión que enfrentan los pacientes, por falta de conocimiento de la enfermedad, la recuperación total es posible disminuyendo los atracones.

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