Durante la lactancia continúa el desarrollo del cerebro y la acumulación de DHA que el bebé obtiene tras el nacimiento es a partir de la leche materna, la cual ofrece grandes cantidades de este ácido graso. En los primeros tres años de vida, influye notablemente en la capacidad de memoria, aprendizaje, concentración y adaptación de los niños; incluso, puede aumentar hasta en 4 puntos el CI y mejora la agudeza visual y percepción de los colores.En la madre, el consumirlo permite embarazos más prolongados, disminuye el riesgo de la insulino-resistencia y de la diabetes gestacional, así como de depresión post parto, lo cual demuestra la importancia de consumir este nutriente durante el periodo gestacional. Compra El Gráfico y descubre más sobre este tema en tu edición impresa de hoy.