El estruendo hizo temblar los cristales de las ventanas de la esquina de Chilpancingo y avenida México, en la Condesa.
Eran casi la 10 de la noche del sábado cuando un árbol de más de 4 metros de altura del parque México, se precipitó sobre la banqueta.
Afortunadamente, no se registraron víctimas peatonales, aunque el toldo de un coche y su parabrisas estallaron bajo la copa del árbol.
Cuando me acerqué a la base de este señorón de madera pude confirmar que sus raíces seguían hundidas, bien plantadas, mientras que el tronco tenía su interior totalmente humedecido.
“Mira güey, parece de goma, me recuerda a las pelotas de esponja que se desmoronaban cuando se hacían viejas”, le dije a mi acompañante.
En este año, una persona murió dentro de su camioneta en Jalisco después que que un árbol de 7 metros de altura le cayó encima. Sí, parece una muerte digna de un episodio de caricatura, de esas en las que El Coyote o El Pato Lucas quedaban aplastados.
En esta ocasión,nadie resultó herido, pero el caso me hizo reflexionar que los peatones deben cuidarse de los árboles que caen sin previo aviso en colonias como la Roma, Polanco y Condesa.
Más vale tomar precauciones y evitar un velorio; que en vez de tener los rezos de un rosario, cuente con frases como las que escuchábamos al final de las caricaturas. “Eso es to..., eso to..., eso es todo amigos”.