Después de una muy buena caminata por la colonia Moderna, el estómago me exigía alimentarlo, por lo que entré de inmediato a una cocina económica del barrio llamada Magos.
Ya instalado, Juanita me ofreció la carta, y también su profesionalismo para atender mis exigencias culinarias: “Quiero huevos revueltos con frijolitos, café, jugo de naranja y tortillas de maíz”.
Esperé casi nada para que me sirvieran lo solicitado, mientras reflexionaba sobre los pasos que que acababa de dar indiscriminadamente por esta colonia perteneciente a la delegación Benito Juárez.
En mi andar percibí que muchas de sus banquetas están angostas y, peor aún, en su mayoría son invadidas por el “rey” de lo cotidiano: el coche.
Así lo muestra la foto que acompaña este texto, donde se observa una camioneta y un coche estacionados sobre la banqueta en la calle Amado Nervo, número 40, bloqueando por completo el paso del peatón.
Además, observé que en la zona existen varios talleres mecánicos que hacen suyas las calles, al igual que las aceras.
Lo que sí me animó la caminata fue el canto impresionante de tanto pajarito, cuya población es grande, porque también
existen bastantes árboles maduros, mismos que la delegación debería mantener a nivel óptimo: podarlos de vez en vez y respetar su espacio, ya que por el “desarrollo urbano”, los cubren de cemento en la base, lo que provoca con el tiempo que las raíces de estos longevos amigos verdes, desechen el material que se usó para diseñar la banqueta. Ojo, no es la solución quitarlo, sino colar el cemento respetando el área de la raíz.
Termino mi muy sabroso desayuno y le pido a Juanita la cuenta: “Son 48 pesos”.
Salgo y observo que en el taller mecánico frente a la cocina Magos, empleados empujan por el cofre a un Porsche ochentero gris en reversa, mientras pienso: “Hasta apagado, el coche tiene súbditos para hacerlo andar, él sigue siendo el rey”.