Hay dos cosas que no combinan, pero que la gente las pone de la mano: el sexo y las cirugías estéticas. Las asociamos porque pensamos erróneamente que la gente, mientras más agraciada sea, mejor vida sexual tienen.
Lo cierto es que las personas mejor parecidas suelen tener más admiradores, lo que no es lo mismo a tener una mejor vida sexual, pues esta última tiene que ver con la capacidad emocional hacia la entrega, la forma de vincularse, de aceptarse a ellas mismas (hay guapos y bellas que jamás están satisfechos), de asumir sus roles y de gozar sus relaciones.
Así, muchos y muchas hacen fila en los quirófanos, lo que las obliga a dejar el sexo por varias semanas.
Cuando se hace una mastopexia o elevación del busto deben suspender las actividades sexuales por cuatro semanas y a partir de la quinta sólo se aconseja una ligera manipulación de los senos.
Si lo que se realizó fue una labioplastia para corregir los labios vaginales, la operación puede hacerse de manera ambulatoria. Los médicos recomiendan no tener sexo antes del mes.
En el caso de la mamoplastia, que sirve para aumentar el pecho, la recuperación casi siempre es dolorosa, pero la vida sexual puede recuperarse a los ocho días.
Quienes se realizan una vaginoplastia o estrechamiento vaginal, por tener las paredes vaginales flácidas después del parto o por otro tipo de problemas pélvicos, suspenden sus relaciones sexuales por lo menos ocho semanas.
Con la peneplastía, donde el hombre aumenta el grosor y / o la longitud del pene, sin alterar sus funciones, la recuperación es de mínimo una semana y según la evolución de cada paciente puede llegar a tardar unos días más.
Para ambos sexos, hoy la gluteoplastia, aumento, levantamiento, mejoramiento o modelado del volumen y la forma de los glúteos, deja fuera de la actividad sexual a las personas por lo menos tres semanas.
Así que piensa muy bien ¿qué tanto aguantas sin sexo?
