Son niñas, pero se comportan como si tuvieran más edad. Están muy preocupadas por lucir hermosas y les interesan los temas de moda, dieta y romance. Para algunas, su sueño es ser como las muñecas Barbie. Se obsesionan con su apariencia física y son muy asiduas a las redes sociales.
Los niños siguen patrones de los adultos, aprenden de lo que ven a su alrededor, y en la mayoría de las veces este comportamiento es estimulado por los propios padres de familia, que las ven como ‘las muñecas’ de la casa y quieren que los demás también las vean así.
Según expertos, la rapidez con que se vive hoy en día, afecta las conductas sexuales de los niños y hace que en ocasiones, en la adolescencia, experimenten aburrimiento y saturación sobre el sexo.
SIN ORIENTACIÓN. Desde temprana edad, a los pequeños se les hipersexualiza, pero no se les educa sexualmente, y se enfrentan antes de tiempo al sexo, sin estar maduros ni listos para ello.
Actualmente, los adultos hacen todo por ganarse el reconocimiento de los demás y en ello va incluido que lo busquen a través del aspecto y actitudes falsamente adultas de sus hijos, hipersexualizándolos, es decir, haciendo que adquieran comportamientos altamente sexualizados en la infancia, y lo preocupante es que esas conductas se aprenden cuando los niños están en plena formación de su personalidad.
Tratar como adultos a los hijos cuando en realidad no lo son ni están preparados para serlo, los lleva a trastornos emocionales, pues el juego es reemplazado, y en su lugar, los padres fomentan un modo de vida referenciado por la imagen que muchas veces ellos mismos no pudieron ser.
A las niñas se les cría como ‘princesas’ y a los niños como si fueran la fantasía del novio de mamá; las niñas van al salón de belleza y no al parque, no se pintan las uñas por imitar a mamá, sino por adoptar una actitud de imagen. No se trata ya de jugar a ser la princesa, hoy el juego es ir al salón de belleza para ser vestida y maquillada, haciéndola crecer rápido y preocuparse por temas por los que no debería a su edad, como su físico.
Si bien a todos nos agrada arreglarnos y vernos bien, el matiz cambia cuando se sexualiza o se usan poses, ropa o arreglos que enfatizan atributos que no corresponden a una edad tan temprana.