Volvamos al ligue de coquetear con los ojos

Sexo 22/04/2016 05:00 Raúl Piña Actualizada 11:18
 

Cuando yo era joven —jajaja, odio decir eso—,  los ligues eran simples y sin tanta tecnología.  Si alguien te gustaba, pues lo abordabas, charlabas un rato, un café, una comida, un trago o algo más de comunicación personal.

Recuerdo que era muy común ir a una cadena de cafeterías ( la de los búhos) que hay en toda la CDMX, y una vez en las revistas hojeando y 'ojeando' veías a quién te llenaba la pupila, y se hacía la plática, o los más atrevidos, se hacían señas y se encontraban en el baño y ahí, de manera apresurada, daban rienda a sus más apremiantes instintos, y al baje de calzones en chinga, pues a darle  a un rico mameluco y/o una chaquetita pronta y placentera. Al salir, todo discreto y si te vi ni te conozco.

Otros ligues menos acelerados eran en algún bar, en una cena con amigos o en un festival de cine en la Cineteca Nacional, alguna tienda de ropa o alguna exhibición de arte.  Los más comunes, en el antro seguramente.  

La variedad para ligar y conocer gente para el amor,  una  relación o un buen palo, siempre eran una emoción indescriptible, un derroche de adrenalina y un chingo de mariposas y cuanto bicho cupiera en el estómago.

Hoy día, los chavitos  y muchos chavorrucos hacen uso de la tecnología y arreglan sus encuentros basados en fotos de perfil, descripciones básicas de gustos y preferencias en la cama. En otros casos, usando las aplicaciones en el teléfono que les dicen, quién está disponible para coger a 100 metros a la redonda.

En algunos casos y acomodando intereses comunes, se puede llegar a empatar y   conocer a una pareja potencial.  Puede darse que se logre una relación perdurable.  Difícil, pero se da.

Lo complicado y preocupante de estas redes sociales, en las que  muchos de nuestros amigos gay ponen sus esperanzas en conocer al hombre de su vida, es que pueden llegar a ser peligrosas y un medio perfecto para el acoso, la violencia y en bastantes casos, la muerte de quien confió en alguien que se ofrecía como un perfecto prospecto.

Los "depredadores", por así llamarlos,  suelen poner fotos   sensuales, de hombres con cuerpos espectaculares, caras de ensueño y pitos que de tan perfectos dan ganas de mamar ahí mismo, en la pantalla de la computadora.

Obvio, el amiguito gay  se calienta, se siente halagado de que semejante 'semental' lo quiera conocer.  Brincan de emoción de sólo pensar que en unas horas estarán en la cama con ese portento de macho y que aún mejor, sus amigos morirán de envidia cuando vean con quién "salen".

Lo que estos ingenuos   no saben, es que estos tipos o sus fotos, son sólo un gancho para   citarlos en sitios lejanos donde nadie pueda llegar a prestarles ayuda.  Los embelesan con palabras y promesas que nunca se cumplirán y que al llegar  a la cita, cada palabra pronunciada, será una pesadilla para la víctima.

Las invitaciones a amigos (gays) en internet y/o aplicaciones del celular, deben tomarse con más precaución y con más reservas.  Hay mucho "mataputo" por ahí, buscando una ridícula venganza, basada en creencias religiosas, represiones sexuales, odios acumulados y sentimientos gratuitos de rencor contra la gente homosexual, que es   un reflejo de sus  miedos y frustraciones.

Sólo le pido como un grandísimo favor a mis jóvenes (a todos) lectores, no se dejen engatusar ni se crean todas las mentiras que les cuenten  quienes conocen en sitios cibernéticos, donde sin poder ver la cara de  quién está del otro lado, les pone en un terrible riesgo. No vayan a casas que no conocen ni abran sus casas a gente que no están seguros de quiénes son.

Cuando  estamos bajo la influencia de alcohol o   drogas, nos sentimos más valientes,  cachondos y  temerarios.  Volvamos al ligue de saludarnos en persona, de coquetear, de arrimar el cuerpo, de seducir con los ojos, parando la nalga, frotándose la bragueta, susurrar un "me gustas un chingo" al pasar.  Hay muchas maneras más seguras de conocer a alguien, y también de conseguir un acostón.

Cuando conozcas a un ligue en un bar, asegúrate que tus amigos y los empleados del lugar, le vean bien la cara y repite su nombre frente a ellos.  De ser posible, antes de abandonar el antro, dile que te dé su   teléfono y pásalo a   tus amigos.  Confírmalo marcando en ese momento.  Que te tomen una foto con él. Tratemos de que la homofobia y los crímenes contra la gente gay paren y no se propaguen.  Cuidémonos entre nosotros.

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