¿Sufres ansiedad?

Vida 03/07/2018 05:18 Víctor Jiménez Actualizada 12:18
 

Hay diversas formas en que la ansiedad se manifiesta en la vida diaria. Y los niveles que pueden alcanzar van desde algo pasajero hasta la ansiedad crónica que nos limita, amenaza nuestro bienestar y nos impide tener una vida plena. Cuatro de las formas comunes de ansiedad son: la relacionada con el desempeño (en lo sexual, en el trabajo y los estudios), con la escala social o económica (estatus), con la aprobación de los demás (social) y con la muerte (temor a morir).

Ansiedad por el desempeño

Un área de preocupación es la del desempeño en el trabajo y la escuela. A mayor ambición en el trabajo, mayor inquietud y necesidad de retroalimentación de los jefes. Este tipo de ansiedad es generada por uno mismo y por la empresa. En la escuela la presión es impuesta por uno mismo y por la institución. Hay estudiantes que tienen dificultad para lidiar con esta preocupación: interfiere en su desempeño, lo que crea un círculo vicioso del que sólo es posible salir si se aprende a manejar la ansiedad por la eficacia.

Ansiedad por el estatus

Ésta se deriva de la comparación con los otros miembros del grupo al que se pertenece. Nos comparamos con respecto a los ingresos monetarios, la vivienda,  el trabajo. Esta clase de ansiedad  gira sobre lo que piensan los demás, si nos consideran exitosos o fracasados. Nos importa el nivel social y económico porque la gente tiende a tratarnos de acuerdo al nivel socio-económico al que pertenecemos. Y queremos ser bien tratados.

Ansiedad social

Esta se refiere al deseo de ser apreciado o amado por los demás y al temor a ser excluido. Los seres humanos somos animales de manada y, como tales, nos preocupa ser despreciados, rechazados o expulsados. Así es como terminamos haciendo mucho por agradar: estamos pendientes del “qué dirán”, cuidamos en exceso la imagen que proyectamos, dejamos de ser nosotros mismos para satisfacer las presiones sociales, elegimos con base en lo socialmente conveniente.

Ansiedad ante la muerte

La propia muerte es la mayor pérdida que puede uno experimentar. De ahí que le temamos tanto. Si vivir la pérdida del trabajo, de una fuente de ingreso, de una pareja, es doloroso y les tememos, imagina la angustia por nuestra propia muerte. Hay quienes tienen un temor exagerado por la muerte, la enfermedad y el envejecimiento. Hay quienes imaginan el peor escenario de su muerte: morir dormidos, solos; morir repentinamente en un lugar público; morir en un país lejano; tener una larga agonía.

Conocer estos tipos de ansiedad nos da la oportunidad de identificarlos en nuestro diario actuar. Los grados de ansiedad varían de un día a otro, de un momento al siguiente. Cada día resultan más o menos manejables. Es una condición siempre presente en la vida, a la que es necesario poner atención. Quizás un medicamento la haga más manejable, pero no desaparece con  píldora. Hay que aprender a manejarla. Podemos comenzar por reconocer qué tipo de ansiedad sentimos, cuáles son los eventos desencadenantes y cuándo aparece con mayor frecuencia. Entonces podremos hacer algo al respecto.

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