lo que dices

30/12/2014 21:10 Víctor Jiménez Actualizada 21:10
 

Dice el dicho: “Por la boca muere el pez”. Con bastante frecuencia hablamos sin analizar lo que decimos. Muchas veces nuestra boca nos mete en problemas. Por esto, es una buena idea hacernos el propósito de pensar antes de hablar para el año que comienza. No es poca cosa porque, como te imaginarás, cuidar lo que decimos requiere de un gran esfuerzo y dedicación. Sin embargo, los beneficios en nuestras vidas son invaluables: mejores relaciones, menos problemas, satisfacción por hacer el bien a través de nuestra palabra.

El discurso recto, en la tradición budista, forma parte del Noble Sendero Óctuple, la vía que lleva al cese del sufrimiento, una guía sobre formas benéficas de actuar. El discurso recto consiste en pensar si lo que estamos a punto de decir es verdad, noble y de ayuda. Lo ideal es que cada cosa que digamos cumpla con estos tres principios; sin embargo, se trata de un ideal al cual aspirar, por lo que cumplir con dos de ellos o simplemente tenerlos en mente antes de hablar, resulta ya en sí benéfico. Veamos a qué se refiere cada uno de estos principios.

¿Lo que estás a punto de decir es verdad? La verdad no sólo se refiere a no mentir, sino que tiene muchos otros matices. Es común que estemos completamente convencidos de lo que decimos sin un buen argumento o pruebas de la veracidad. Damos opiniones basados en lo que alguien más dijo, sin analizar y decidir sobre su lógica y sustento. Defendemos como una verdad algo que no conocemos bien. Al hacerlo, a veces calumniamos a otras personas, creamos la discordia entre la gente al repetir lo que hemos escuchado sin saber si es verdad o no.

Por supuesto, hay cuestiones sobre las cuales tenemos una opinión o estamos convencidos de ellas, pues las hemos sometido a un análisis que nos ha llevado a una conclusión. En este caso, lo mejor es expresarlas como eso, una convicción u opinión: “Esta es mi convicción” o “esta es mi opinión”. Aclarar esto es más realista que expresarnos como poseedores de la verdad: “Sólo esto que digo es verdad y lo demás no tiene ningún valor”.

¿Lo que estás a punto de decir es noble? La nobleza en este caso se refiere al respeto hacia los demás y a la forma de expresarnos. En algunas ocasiones, lo que decimos es verdad y podría incluso ser bien recibido por el otro; sin embargo, la forma de decirlo afecta el mensaje. La comunicación no tiene el mismo efecto si lo hacemos con palabras afables y afectuosas que con lenguaje injurioso. Esto sucede particularmente cuando se trata de algo ya de por sí difícil de escuchar porque confronta al otro con ese aspecto negado de sí mismo. Recuerda, la respuesta que obtengas del otro depende de la forma en que te comunicas; si hablas de manera agresiva, es muy probable que obtengas una respuesta hostil.

¿Lo que estás a punto de decir es de ayuda? Hay veces en que es mejor callar, sobre todo si lo que vas a hablar en realidad no ayuda a nadie. Este es el caso de las pláticas frívolas y los rumores. El silencio tiene un gran valor. Cuando callamos, es decir, cuando dejamos de hablar sobre lo que no nos concierne, generalmente la vida de otras personas, somos de mayor ayuda que cuando criticamos por criticar, hablamos por hablar.

Esta sencilla guía de comportamiento para lo que decimos y cómo lo expresamos fomenta la concordia, armonía y unión. Si estos son dos de tus deseos para este año que comienza, abstente de hablar de manera descuidada, de mentir o difamar a otros; procura utilizar palabras benévolas y significativas, y asegúrate de decir algo de utilidad para quien escucha. Feliz año nuevo 2015.

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