Cómo discutir en pareja

Vida 28/03/2017 05:00 Víctor Jiménez Actualizada 05:06
 

Ninguna pareja está exenta de peleas y discusiones. Pero los desacuerdos no tienen por qué ser algo negativo. Al contrario, pueden traer consigo la posibilidad de comprender al otro, llegar a acuerdos y promover la comunicación. 

Sólo se deben seguir algunas reglas básicas para asegurarse de que la pelea valga la pena el tiempo y esfuerzo invertidos. Toma en cuenta las siguientes tácticas en tus discusiones.

Ten claro qué te enoja antes de comenzar la plática. En ocasiones, enmascaramos un enojo con otro. Por ejemplo, podrías decir que estás enojada porque tu pareja dejó el frasco de la mermelada abierta. Pero quizás lo que en realidad te molesta es que la distribución de las tareas no es equitativa. Entonces lo de la mermelada te molesta, pero es tan solo una muestra de lo que sucede casa y que encuentras molesto. Antes de comenzar una pelea, ten claridad acerca de lo que en verdad te enoja. Hablar con amigos te puede ayudar a aclarar a qué se refiere tu enfado.

Trata un tema a la vez. Es común que, cuando peleamos, se mezclen diferentes temas. Esto sucede cuando no tienes claro qué te enoja. Explícalo preferentemente en términos de acciones, pues son más objetivas. Por ejemplo, “Me molesta que gastes tanto dinero sin que yo esté al tanto. El mes pasado compraste regalos para toda tu familia y hasta hoy me entero de ese gasto”. Esta explicación es más clara y objetiva que si sólo dices “No tienes cuidado con nuestras finanzas”. Si tu pareja saca otro tema a la conversación, pueden acordar tratar primero uno y más adelante el otro. Es habitual desviarse del tema y terminar discutiendo algo totalmente diferente al conflicto original. Evita que esto ocurra. Si divagan, vuelvan al primer tema una y otra vez.

Di lo que sientes, no sólo lo que piensas. Una buena fórmula para hacerlo es decir cómo te sientes después de describir la situación que te inquieta: “Cuando llegas tarde a casa sin avisarme, me siento enojada”, “Me tenso y siento que me hierve la sangre” o “Cuando me dices ‘hazle como quieras’ me siento abrumado”. 

Nuevamente, concéntrate en las acciones concretas del otro, no en descripciones vagas. Expresar cómo te sientes ante ciertas situaciones te sirve para liberar un poco el sentimiento y, por otra parte, puede generar empatía en tu pareja. Además, decir en voz alta cómo te sientes es una manera de responsabilizarte de tus sentimientos y tenerlos más claros.

No sólo hables, también escucha. Puede ser difícil, pero haz un esfuerzo por no interrumpir cuando tu pareja está hablando. Este puede ser un buen ejercicio de control de impulsos. Si sientes la urgencia de interrumpir, pon atención a tu respiración mientras escuchas. Una estrategia para no interrumpirse mutuamente consiste en usar un objeto pequeño, por ejemplo una pelotita, que represente el derecho a hablar. Así, cuando tú tengas la pelotita contigo, tu pareja no puede decir nada hasta que hayas terminado de hablar y le pases la pelota. Escuchar verdaderamente, con el corazón abierto y tratando de entender al otro es una habilidad muy útil para resolver los conflictos que surgen continuamente.

Prohibido cerrarse al diálogo. Si tú o tu pareja ya comenzaron una discusión, lo mínimo que puedes hacer es sacarle provecho a la situación. Si te cierras a la comunicación, el momento incómodo no habrá servido de nada. Evadir el conflicto no ayuda a nadie. Al rehusarte a hablar, de manera pasiva, absorbes el conflicto y transmites tu enojo por medio del silencio. Entonces dejas salir tu enojo, aventando los platos, azotando las puertas o murmurando por los pasillos, esto no ayuda a nadie. Siendo honestos, ¿quién la pasa bien en estas condiciones? ¿Y si no estás listo para hablar o te sientes demasiado alterado? ¿Y si prefieres hacerlo en otro momento? Díselo a tu pareja y establezcan otro momento (día y hora) para platicarlo, cuando  estén más tranquilos y abiertos al diálogo y la compresión. Así difícilmente seguirás evadiendo el tema indefinidamente.

 

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