Nadie quiere envejecer

Vida 27/06/2017 05:00 Víctor Jiménez Actualizada 05:00
 

Algunas personas tienen un temor persistente a envejecer. Al miedo extremo a envejecer se le llama gerantofobia, e involucra temor a quedarse solo, sin recursos e incapaz de cuidarse a sí mismo. Estos son temores comunes a hombres y mujeres. Sin embargo, también hay miedos específicos con relación a la edad avanzada dependiendo del género al que se pertenezca.

Temores femeninos y masculinos. Las mujeres se preocupan más que los hombres por la pérdida de atractivo, temen volverse “invisibles”. El temor a quedarse solo es más intenso entre las mujeres. De acuerdo con un estudio hecho por la Sociedad para la Investigación en la Salud de las Mujeres, el cáncer de mama es el principal temor relacionado con la salud y enfermedad.

Los hombres, por su parte, de lo que más temen con respecto a envejecer es la disfunción eréctil, la pérdida del deseo sexual y un mal desempeño en el terreno sexual. Los varones que se enfrentan a estas condiciones las viven con vergüenza y humillación. Para los hombres es vital sentir su fuerza física y, con la edad, ésta naturalmente tiende a disminuir. 

Otras pérdidas como la incapacidad para conducir un auto, la jubilación y la pérdida de la memoria afectan particularmente a los varones. 

Envejecer, algo de todos los días. Igual que el nacimiento, las emociones desagradables, los pensamientos malsanos y la risa espontánea, el envejecimiento es inevitable. Todos envejecemos día con día, de esto no hay duda. El paso del tiempo se hace evidente a través de las arrugas, los cambios en la figura, las canas, la probabilidad de ser contratado para algunos empleos, lo atractivo que puede uno resultar a los demás, los cambios hormonales, la pérdida de capacidades.

Acoger el envejecimiento. ¿Tú también sientes una especie de incomodidad al decir tu edad cuando te la preguntan? No sería extraño, dado el rechazo hacia el envejecimiento en nuestra sociedad. Perdemos de vista el hecho de que, si tenemos suerte, en algún momento luciremos como adultos mayores y enfrentaremos los retos y gozos de la edad avanzada. Quizás esta negación nos lleva a ignorar a los adultos mayores, pues pensar en envejecer nos provoca demasiada ansiedad. Una actitud bastante común, ligada a la negación, es la de “los otros envejecen, menos yo”.

Oponerse a envejecer. Con cada día que pasa, envejecemos un poco, se trata de un proceso de toda la vida que comenzó con el nacimiento. Oponerse a esta realidad sólo puede traernos sufrimiento. Cuando ante lo evidente mostramos una gran resistencia, el resultado es tormento y dolor. Cuanto mayor es la resistencia ante la realidad, mayor es la angustia por el envejecimiento.

Podemos librarnos de mucho sufrimiento innecesario si cooperamos con lo que es inevitable. Cooperar, en este caso, quiere decir aceptarlo profundamente, tomarlo como es, por mucho que nos desagrade. Oponerse a la realidad de la vejez sólo magnifica el malestar.

La alternativa: aceptación total. Aceptar la vejez no significa evitar los sentimientos de dolor por la pérdida de facultades o sueños que no podremos realizar como lo habíamos previsto. Aceptar la vejez implica relacionarnos con esos sentimientos  sin oponernos a ellos, vivirlos plenamente y dejar que pasen. Al final eso hacen, como todo en la vida, pasan. Aceptar la vejez no significa resignarse, pues en la resignación sigue habiendo oposición. En la aceptación está la semilla de la vida plena en la edad avanzada.

 

Google News - Elgrafico

Comentarios