¿Eres adicto al amor?

Vida 25/10/2016 05:00 Víctor Jiménez Actualizada 05:05
 

La historia de Ricardo. “Siempre he soñado con tener una relación sana  o funcional, creo que le dicen. Pero no ha sido así. Normalmente, mis relaciones se caracterizan por ir del odio al amor y del rompimiento a la reconciliación. Algunas de mis relaciones, incluso, han llegado a la violencia física, verbal y emocional. Me relaciono con quien no está disponible, con quien no quiere un compromiso o no puede tenerlo. Así son mis relaciones, y no lo puedo evitar, es como si me persiguiera el conflicto”.

“Y lo peor de todo, es que nunca hago algo para terminar la relación. Son generalmente ellas las que cortan conmigo. Si las cosas son tan insoportables y dolorosas, ¿por qué no la dejas?”, me preguntan mis amigos. ‘Por miedo, les contesto, ‘por evitar los terribles síntomas de la abstinencia, de esa angustia y desesperación que a veces me invade si no estoy con ella’. Ya los he sentido antes, en mis separaciones, y no se los deseo a nadie.

El alivio que siento cuando, después de terminar, volvemos a estar juntos me imagino es parecido al que siente el adicto a una droga. Sí, ella es mi droga. Ahora soy capaz de ver mi relación como autodestructiva y adictiva, como si mi vida dependiera de permanecer en la pareja. Pero es sólo porque he leído algo sobre las relaciones adictivas y busqué ayuda en un grupo de apoyo”.

Ricardo, ¿un adicto al amor?. Ricardo, un empleado en sus treinta que ha permanecido años en una relación dañina a pesar de sufrirla, relata su experiencia de adicción a las relaciones. Hay muchas personas que, como Ricardo, encuentran imposible alejarse de una relación insatisfactoria o de abuso a pesar de prometerse a sí mismos distanciarse. Y también están las que vuelven una y otra vez con una pareja abusiva o egoísta aunque hayan prometido no volver.

Para quien quiere dejar el amor-droga. Si estás en condiciones parecidas a las de Ricardo, aquí hay algunas ideas para desengancharte de una relación adictiva:

1. Admite con honestidad que estás en una relación dañina y dolorosa. Si en tu relación hay más tensión, insatisfacción o maltrato que armonía, satisfacción y buenos tratos, estás en una relación perjudicial.

2. Distingue entre el amor y el miedo al abandono. Recuerda, el verdadero amor no duele. 

El verdadero amor te hace sentir valorado, cuidado y fuerte.

 Hazte consciente de tus pensamientos y temores irracionales. Algunas ideas irracionales son: “No puedo manejar la angustia de estar lejos de él”, “Me es imposible estar solo, sin pareja”, “No soporto la tristeza y desesperación de no tenerlo a mi lado”. Estos pensamientos son poco realistas. Piensa cuando has manejado bien la ansiedad, cuando has podido estar solo y bien, y  has enfrentado exitosamente la desesperación.

Recuerda tu niñez y la relación con tus padres. Muchas personas en relaciones adictivas han sufrido abandono o abuso físico y psicológico. Podría ser tu caso. O quizás al relacionarte con personas con actitudes parecidas a las de papá o mamá, estás tratando de ganar ese amor paternal nunca conseguido.

Concéntrate en ti, no en el otro. Si haces hasta lo imposible porque tu pareja no te deje, seguramente has dejado de lado tus necesidades, tus deseos y tus emociones, que son elementos esenciales para tu bienestar.

Evita justificaciones. A veces, para mantener la relación adictiva, abusiva o dañina tendemos a negar la realidad o a justificar al otro: “No quiso hacerlo”, “Es una buena persona” o “Tuvo un mal momento”. 

Comienza por hacer cambios en ti mism@. No esperes que el otro cambie. No te enfoques en lo que hace mal y “debe cambiar”. Observa tus actitudes y acciones, y modifica algunas. Hazlo como un experimento y ve qué sucede.

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