Guía para padres: Responsabilidad

21/04/2015 03:00 Víctor Jiménez Actualizada 21:56
 

Algo de lo que a menudo se quejan los padres es la falta de responsabilidad por parte de sus hijos. Una forma de promover la responsabilidad en los niños es poner atención al lenguaje que utilizan. Escuchar con atención las explicaciones que dan para sus acciones es esencial. A través de sus respuestas, justificaciones o comentarios acerca de su comportamiento te hacen ver si asumen responsabilidad por sus actos o no.

Que ellos aprendan a admitir su responsabilidad depende de que tú aceptes sus explicaciones o no. Es necesario hacerles ver a tus pequeños que esperas se hagan responsables de sus actos. 

Veamos algunos ejemplos de contestaciones que escuchan los padres y cómo utilizarlos para inducir la toma de responsabilidad en los hijos. 

“Se cayó”. Es muy común que cuando tiran algo, digamos un vaso, los niños, sobre todo los más pequeños, expliquen lo sucedido de manera impersonal: “Se cayó”, como si el vaso tuviera vida propia o alguna fuerza desconocida hubiera actuado sobre éste. No son capaces de admitir: “Yo lo tiré”. Bien sabemos que los niños toman esta actitud para deslindarse de su responsabilidad. En este caso, podríamos preguntar algo como: “¿Se cayó solito?”, “¿Cómo ocurrió?”. Una posible respuesta del niño es: “Yo sólo lo toqué, así”. Este es una buena oportunidad para hacerle ver que sí participó en el acto y que no pasa nada si lo admite. 

“No fue mi culpa”. Algo muy parecido a lo anterior ocurre con esta frase y con su pariente cercano: “Fue un accidente”. Para ayudarlo a aceptar su responsabilidad, puedes confrontar a tu hija con lo siguiente: “Si no fuiste tú, entonces, ¿quién lo hizo? Tú eres la única persona en la cocina” o “Sé que no lo hiciste a propósito, pero eres responsable de lo que hace tu cuerpo. Por favor, recoge la leche que derramaste”. 

“No sé”. Imagina una situación con la que quizás estés familiarizada: entras a la habitación y el lugar que habías dejado en perfecto orden se encuentra lleno de ropa y juguetes por todos lados. Preguntas: “¿Qué sucedió?”. Tu hijo, sobre todo si es pequeño, responde: “No sé”, una forma obvia de eludir su responsabilidad. Una posible respuesta de tu parte puede ser: “Sí sabes, eres una persona inteligente” o “Si tú no sabes, ¿a quién le preguntamos, al oso de peluche, a la silla o a la lámpara?”. Es probable que él te siga el juego y elija “alguien” en la habitación a quién preguntarle. Entonces, pídele que actúe como el oso, la silla o la lámpara y busca una conversación con cualquiera de ellos que él haya elegido. Habla con “el oso” acerca del niño y su comportamiento. De esta forma juguetona, probablemente llegue a admitir su responsabilidad sin sentirse agredido. 

“Me hizo que le pegara”. Esta es una de las explicaciones más comunes entre los niños. Como te habrás dado cuenta, la pregunta es una gran herramienta si quieres inducir a tus hijos a que admitan su responsabilidad. Cuestiona: “¿Te obligó?”, “¿Quién decidió pegarle?”. La respuesta a esta última pregunta probablemente sea: “Yo”. Continúa con: “Entonces, ¿quién es responsable de tus actos, ella o tú?”. Una explicación nunca está de más: “Sé que te enojaste con tu hermana, pero no está bien que la golpees. Puedes decirle que estás enojada e ir a otro lado a calmarte”.

Recuerda siempre hacer estos cuestionamientos y comentarios en un tono de voz calmado. Sólo resta decir que para poder inducir la responsabilidad en tus hijos, debes ejercitarte en asumir tu propia responsabilidad. No se puede enseñar algo, en este caso responsabilizarse por los propios actos, cuando tú misma no lo haces. 

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