El hipocondríaco cibernético

17/06/2014 03:00 Víctor Jiménez Actualizada 22:03
 

Gracias a internet, ahora la hipocondría está a un de distancia. Antes de la era digital, el hipocondríaco basaba la idea de tener una enfermedad grave en comentarios de otras personas, en algo que había leído, o tras estar en contacto con un familiar enfermo. En la era cibernética, el enfermo internauta apoya su conclusión en el conocimiento de los síntomas a través de la búsqueda compulsiva en internet. El enfermo imaginario de internet es el hipocondríaco del siglo XXI. ¿A quién afecta la cibercondría?
A quien tienen una predisposición a ponerse en la peor situación, a dramatizar y maximizar las cosas. Así, cuando tiene una molestia en el estómago, después de consultar algunas páginas en internet cree que la molestia es un signo de cáncer; si tiene un dolor de cabeza, teme tener un tumor cerebral, en lugar de atribuirlo al estrés o a una migraña; cuando experimenta cansancio, está convencido de que sufre de anemia.Quien tiene dificultad para tolerar la incertidumbre es más propenso a esta afectación. En su ansiedad y deseo de control, busca datos de manera compulsiva. Así se vuelve adicto a la búsqueda de información. Se provoca ansiedad y preocupación al “futurear”: pensar repetidamente acerca de las futuras consecuencias de la enfermedad que “padece”.

¿Cómo se comporta el cibercondríaco?
El cibercondríaco no va al médico, se autodiagnostica y se automedica. Cuando sí va al médico, lo hace sólo para que éste le confirme su autodiagnóstico, basado en las páginas impresas de un sitio de internet. Incluso le plantea al médico el tratamiento a seguir o exige que le haga estudios de laboratorio para confirmar su auto-diagnóstico. Si los resultados de las pruebas son negativas, o el doctor piensa que son innecesarias, desconfía o no se siente escuchado. Entonces busca otro médico que reconozca por fin su enfermedad. A veces consulta a tantos profesionales que es como si coleccionara doctores. Pero cuidado, el cibercondríaco no finge sus síntomas, como muchas veces se cree, ni los inventa para llamar la atención. Está convencido de que tiene una enfermedad seria después de leer acerca de ésta en internet. Su preocupación y ansiedad son reales e intensas, sólo que su “padecimiento” no tiene una base médica. Su obsesión puede llegar a ser su ruina. Vigila en exceso las sensaciones de su cuerpo, por lo que revisa información en internet de manera compulsiva. Algunos leen tanto que se convierten en expertos en el tema.

Algunas medidas preventivas

Para evitar caer en la cibercondría, toma las siguientes precauciones:

· Aprende a buscar en internet. No toda la información médica en internet es de buena calidad. Distingue las páginas confiables y fuentes válidas de las que no lo son.

· Resiste la tentación de autodiagnosticarte. Siempre consulta a un médico y confía en su capacidad para orientarte. Por supuesto, investigar temas de salud en internet es más barato, se invierte menos tiempo, es más cómodo y menos vergonzoso para algunos asuntos; sin embargo, “lo barato y cómodo puede salir caro”.

· Evita consultar al ciber-doctor o Dr. Gugl y, sobre todo, no saltes a conclusiones a partir de unos cuantos datos. Siempre consulta a tu médico de confianza.

No obstante, si ya padeces de hipocondría o cibercondría, lo indicado es consultar a un psicólogo, terapeuta o psiquiatra, para recibir el tratamiento adecuado.

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