¿Cómo superar el pánico escénico?

Vida 11/10/2016 05:00 Víctor Jiménez Actualizada 05:04
 

El pánico escénico es uno de los más grandes temores. Es todavía más grande que el miedo a volar o a la quiebra, enfermedad y muerte. Todos experimentamos un poco de ansiedad cuando hay que hablar frente a un grupo de personas. Incluso frente a una sola persona, como cuando debes discutir algo importante con un jefe intimidante, cuando debes confrontar a un amigo o cuando quieres acercarte a quien te atrae.

Hay quienes experimentan horror en tales situaciones. Temen su reacción y presentan síntomas físicos de ansiedad: manos sudorosas, incremento en el ritmo cardíaco, parálisis, imposibilidad para articular una palabra, temblor en las piernas. El pánico escénico es una forma de ansiedad paralizante y limitante en el trabajo, la escuela o la vida social.

Uno de los orígenes del pánico escénico. Si sufres de pánico escénico, seguramente le das un control excesivo a tu juez interno. En esta forma de ansiedad extrema está latente el temor al ridículo. Quizás detrás de tu miedo a parecer extraño, tonto o desatinado está el deseo de mostrarte a los demás como un ser perfecto.

Con seguridad, en algún momento  (niñez, adolescencia) te sentiste humillado, inseguro, expuesto o burlado por figuras de autoridad. De adulto, al encarar una situación similar a la ya vivida, temes que la humillación, la exposición o el ridículo vuelvan a tener lugar. Tu juez interno se encarga de recordarte esa situación vivida. Entonces surge el pánico con  fuerza.

Tú puedes superar la ansiedad extrema.

Hazte consciente de las malas experiencias pasadas. Lo vivido anteriormente no tiene por qué repetirse. Ahora eres una persona con mayor experiencia, más herramientas y conocimiento.

Revisa tus pensamientos, percepciones, creencias e imágenes negativas. Sobre todo, observa tus fantasías acerca de lo que podría suceder al hablar en público o con una figura de autoridad.

Estas fantasías te provocan las reacciones físicas ya conocidas por ti. Admite su existencia, lo irracional y tóxicas que son. Deja de asustarte con pensamientos de lo que podría salir mal. Recurre a pensamientos más positivos que te den confianza y calma.

Aprende a aceptar que no siempre tienes que hacer las cosas a la perfección. El crítico en tu cabeza afecta tu autoestima, pues lleva un registro de tus fracasos, te exige ser el mejor, te compara con otros y te culpa por cualquier cosa que salga mal. Mantén a este crítico a raya.

Ensaya mentalmente el encuentro, por ejemplo si necesitas hablar con un grupo de personas en el trabajo. Relájate y visualízate teniendo un buen desempeño. Si dentro de esta fantasía surge la ansiedad, sólo respira profundamente para relajarte y vuelve a la visión positiva.

Escribe y lee en voz alta lo que quieres decir a esa persona que tu gusta o a tu imponente jefa. Ensaya con alguien que no te parezca atemorizante.

Aprende y desarrolla habilidades para hablar con los demás. Observa cómo lo hacen quienes se manejan con confianza. Comienza por imitarlos , para experimentar nuevas conductas.

Exponte de manera gradual a las situaciones que te provocan temor. La evitación es el peor consejero; te da un alivio inmediato, pero aviva el fuego del miedo y lo refuerza. Cuando la ansiedad experimentada es insoportable o demasiado limitante, utiliza un medicamento o un remedio natural para reducir los síntomas.

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