Abrázate

Vida 03/10/2017 05:00 Víctor Jiménez Actualizada 05:02
 

¿Has visto cómo el abrazo de una madre tranquiliza a un bebé que sufre o está atemorizado? Los adultos también nos calmamos cuando nos abrazan. Y podemos tranquilizarnos a nosotros mismos mediante el mismo método, el del abrazo tranquilizador.

Esta caricia que podemos darnos a nosotros mismos nos calma y ayuda a combatir el efecto de las situaciones traumáticas y altamente estresantes.

Los abrazos son terapéuticos. Algunos estudios científicos han demostrado que abrazar reduce los efectos del estrés. A mayor número de abrazos, mayor bienestar. Se siente bien acurrucarnos en los brazos de la pareja, sentir el abrazo reconfortante de un amigo, o el cariño protector de un padre o una madre. Sin embargo, estos abrazos no siempre están disponibles.

En esos momentos en que necesitamos protección y contención, podemos darnos un buen abrazo a nosotros mismos. El cerebro no distingue si son nuestros brazos o los de alguien más, así que el efecto es el mismo. No es necesario hacerlo en público, pues es una caricia más privada. Al principio puede sentirse raro, pero uno se acostumbra a darse un poco de afecto al cruzar los brazos sobre el pecho, darse apoyo o alivio en momentos difíciles. ¡Un abrazo puede ser tan reconfortante! Y debe formar parte del cuidado a nosotros mismos.

El contacto con la piel y la contención de un abrazo nos aleja de sentimientos perturbadores y provoca sensaciones agradables que nos recuerdan las caricias tranquilizantes de quien nos cuidaba de pequeños. Por lo tanto, nos sentimos protegidos. Si necesitas tranquilidad o protección, darte un abrazo y gentilmente apoyar tu cabeza sobre el hombro te da la sensación de contención que necesitas.

Haz esto con mucha conciencia. Pon atención a cómo se siente darte apoyo mediante este gesto afectivo. Es probable que después de un rato venga una especie de suspiro y que la sensación de calma se extienda por todo el cuerpo. Esta es una forma de calmarnos cuando estamos alterados.

Crea sensaciones, a través del abrazo, que envíen el mensaje a tu cerebro de que no hay ninguna emergencia. Esto ayuda a desactivar el sistema de alerta. Así, podemos pensar más clara y lógicamente. Además, toma en cuenta estos efectos positivos de abrazar:

 Aumenta los niveles de la oxitocina, “la hormona del amor” que nos da una sensación de bienestar, calma el sistema nervioso y genera emociones positivas. Un buen abrazo es la manera más rápida de producir esta sustancia. También reduce los niveles de cortisol, “la hormona del estrés” que nos mantiene activados. Esta reducción contrarresta los efectos del estrés y la ansiedad, y permite dormir mejor.

Reduce los efectos del estrés sobre la presión arterial y el ritmo cardíaco, sobre todo si estamos ansiosos. El efecto tiene lugar incluso cuando se trata de un miniabrazo de 20 segundos.

Estimula el sistema nervioso a la vez que reduce los sentimientos de soledad, combate el miedo, incrementa la autoestima, alivia la tensión y nos hace sentir apreciados. Todo esto trae consigo sentimientos de calma y seguridad.

Equilibra el sistema nervioso y contribuye a regular las emociones con más facilidad.

Estimula la producción de dopamina, una sustancia que genera la sensación de placer y entusiasmo por hacer las cosas, además de aliviar algunos de los síntomas de la depresión.

Habrá que recurrir a la abrazoterapia, sobre todo en estos momentos de confusión, intranquilidad y emociones difíciles como el enojo, la tristeza, la frustración y la impotencia.

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