Envejecer con una sana autoestima

Vida 03/05/2016 05:00 Víctor Jiménez Actualizada 05:00
 

Hay algunas personas cuya autoestima era más fuerte a la edad de 10 años que a los 60. Y hay otras que tienen una autoestima más fuerte en la tercera edad que a lo largo de toda su vida. La autoestima no es algo estático, al contrario, cambia constantemente. Puede incrementarse o deteriorarse conforme creces. 

Como adulto mayor quizá tengas dificultad para realizar algunas funciones. Los problemas de salud pueden contribuir a que tu autoestima se vea afectada. Con la jubilación puede surgir en ti el sentimiento de que no tienes cosas importantes que hacer. Depender de otros para algunas actividades o tareas también afecta la idea que tienes de ti mismo.

Si te encuentras en esta situación, puedes combatir el sentimiento de poca valía e impotencia, e incrementar tu autoestima y tu imagen positiva. Aquí hay algunos consejos que podrían ayudarte:

Participa en actividades sociales. Forma parte activa de un club, un grupo de caridad o una iglesia. Procura tener relaciones cercanas con amigos y familiares. Quienes lo hacen gozan de mayor felicidad y autoestima. El contacto con las personas es muy estimulante, te llena de energía.

Expresa lo que opinas y sientes. Comunica tus necesidades y deseos a quienes te cuidan o están pendientes de ti. Tú, al igual que los demás, mereces obtener lo que necesitas. Cuando te valoras, los demás también te valoran. No dudes en pedir, está bien hacerlo. Procura tomar tus propias decisiones y pide a los demás que las respeten.

Mantente activo. Ofrécete a ayudar a tu familia y amigos con tareas sencillas, por ejemplo, doblar las toallas y la ropa, o cuidar unas horas a tu nieto. Trabaja como voluntario en alguna organización. Toma una clase de pintura, jardinería, repostería o baile. Enséñales a tus nietos o vecinos a hacer algo en lo que tienes habilidad, como tocar un instrumento o cocinar. Esto te hará sentir útil e importante.

Sé compasivo. Evita culparte por algo que no salió bien. Si cometiste un error, acepta tu responsabilidad, repara el error y sigue adelante. Tú lo sabes bien: cometer errores no te hace una mala persona. Al contrario, los errores te dan una oportunidad para actuar cada día mejor.

Piensa en positivo. Aléjate de los pensamientos negativos. Evita decirte: “Fui un mal padre”, “No hice suficiente por mis hijos” o “Soy un estorbo para los demás”. Piensa cosas positivas como: “Fui el mejor padre que pude ser para mis hijos”, “Hice todo lo que pude para sacarlos adelante” o “Me acerco a quienes disfrutan de mi compañía”. 

Comparte tus recuerdos. Habla con la gente que te rodea, muéstrales tus fotos, comparte tu historia y tus logros, por ejemplo, haber mantenido un buen matrimonio por años o haber hecho cosas sobresalientes en el pasado como escalar montañas o haber recibido medallas. En la medida en que hablas de tus logros, descubres tus habilidades especiales, reconoces tus capacidades y te sientes bien respecto a cómo has vivido. 

Mantén tu autonomía. Evita tomar más ayuda de la que necesitas. Ofrécete a ayudar en las tareas de la casa, las que puedas realizar sin mayor esfuerzo. Es importante aceptar tus limitaciones, pero también tus fortalezas. Esto es parte esencial de una sana autoestima. Proponte alcanzar metas que sean realizables, así tendrás un constante sentido de logro. Si además te premias por cada meta alcanzada, te mantendrás motivado y realizado. 

 

Envejecer implica encarar muchas pérdidas: productividad, destrezas, fuerza, imagen corporal. Estas pérdidas pueden afectar tu autoestima y tu calidad de vida. Es importante tener actividades y actitudes positivas que te nutran y enriquezcan. Así puedes lograr la aceptación de la senectud y envejecer de manera satisfactoria. 

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