Pide justicia por feminicidio de su hija Ximena

La roja 11/09/2018 10:36 Redacción Actualizada 10:36
 

Por Ignacio Ramírez

Cuando la asesinaron, Ximena preparaba un regalo que entregaría a su padre el Día de las Madres; la víspera salió a ver a una amiga, pero horas después fue hallada sin vida, desnuda y con huellas de violencia, sobre la avenida Bordo de Xochiaca, en Nezahualcóyotl.

Desde hace cuatro meses, Juan Vargas busca castigo para los responsables; ni la discapacidad en sus pies, el desempleo, el hambre, el rechazo de su propia familia, ni la indiferencia de las autoridades, que no tienen avances sobre el caso, han mermado su exigencia.

IBA EN LA SECUNDARIA

Ximena Paola tenía 14 años, debido a la separación de sus padres y la mala relación con la nueva pareja de su madre, desde 2015 vivía con su hermana y su papá, en un cuarto de alquiler en la colonia Las Flores.

“Iba en segundo de secundaria, era muy noble, hacía de comer, llevaba el gasto de la casa, era con quien más convivía, ella nos cuidaba”, musita el hombre entre lágrimas, mientras mira una foto de Ximena columpiándose a la edad de 4 años.

La adolescente quería ser médico forense y, por ello, se aplicaba en sus estudios en la Secundaria número 196 “Guttemberg”, ubicada a dos cuadras de su domicilio.

LA BÚSQUEDA

El día que Ximena desapareció, Juan cubría su turno como guardia en la CDMX. Por temor a los regaños, su hermana no reveló su ausencia sino hasta la tarde, cuando no pudo ocultarlo más.

Con el corazón acelerado, Juan y su hija mayor pasaron toda la tarde del jueves 10 de mayo, recorriendo calles en la bicicleta que él usa para desplazarse, preguntando por su hija entre familiares y amigos. 

La preocupación los llevó hasta el palacio municipal, donde se detonó la ficha de búsqueda. A la medianoche, Juan recibió una foto de su hija sin vida.

Aunque la reconoció por el cabello corto que usaba, no le dieron más detalles del hallazgo, ocurrido la madrugada de ese día, eso lo supo al ver el caso publicado en El Gráfico, días después. “Traía los tenis que apenas le había comprado para la escuela”, solloza el padre.

UNA VEZ PROTESTARON

Una mochila, una botella de agua, una foto de su hija y una lona en la que clama justicia, son las pertenencias que acompañan a Juan, los días que descansa, en el camellón que está frente al palacio municipal en espera de respuestas.

En ese mismo lugar, recuerda, acudió con sus hijas para manifestarse contra la muerte de Valeria, una menor violada y asesinada en una camioneta de transporte público de la ruta 40.

“Aquí estuve con mis hijas exigiendo seguridad, que teníamos miedo que nos pasara y ve, me pasó”, reitera entre lágrimas.

Aunque algunas organizaciones sociales se han acercado para ofrecerle ayuda, hasta el momento la lucha la ha llevado solo. 

Además del dolor por la muerte de su hija, Juan enfrenta los reclamos de su esposa, su familia y la incapacidad gubernamental, mientras suplica justicia para Ximena.

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