Seis años sin saber dónde está Thania

La roja 13/03/2018 05:18 Lydiette Carrión Actualizada 05:26
 

Este lunes, Thania Sánchez Aranda cumplió 29 años. La última vez que la vieron fue dos meses antes de cumplir 23.

En aquel entonces, Thania estudiaba sistemas computacionales, en su natal Torreón, Coahuila, tenía un novio formal y era una joven normal. Sin embargo, el 21 de enero de 2012, una descompostura de auto devino en secuestro.

La noche del 20 de enero de 2012, Thania y su novio, Juan José Flores,  fueron a una fiesta. Se quedaron hasta tarde, pero los jóvenes estuvieron en contacto con sus padres. En aquel entonces, Torreón era más inseguro que ahora, ‘Los Zetas’ dominaban la región, así que cuando había una fiesta, la gente prefería quedarse a pasar la noche y regresar a sus casas por la mañana. Eso hicieron Thania y su novio, quienes, entre las 7 y las 8 am, dieron un aventón a una amiga en común al municipio Francisco I. Madero, a unos 30 minutos de Torreón.

Dejaron a la amiga en su casa, y Thania y Juan José emprendieron el regreso a Torreón, pero antes de salir del municipio, el auto sufrió una ponchadura. Los familiares lo saben porque Juan José llamó por teléfono para avisar.

No se sabe exactamente cuánto tiempo pasó entre el percance y el secuestro, pero fue poco. A las 9 de la mañana, el teléfono de Georgina Aranda, madre de Thania, timbró. En la pantalla apareció la carita de Thania.

—¿Qué pasó? —preguntó Georgina. Respondió una voz de hombre:

—Le hablo para comunicarle que a su hija la tenemos  secuestrada y en un rato más le vamos a hablar para decirle la cantidad.

Georgina fue a la habitación de Thania. Quizá se trataría de una extorsión. Pero en el cuarto no había nadie. Mientras, por el teléfono le decían que la iban a comunicar con Thania.

—Mami, soy Thania, estoy bien.

Georgina y la otra hermana de Thania llamaron al padre, quien vive aparte. A las 9:45, Georgina recibió otra llamada. Le exigieron 300 mil pesos. A las 11 de la mañana la familia ya estaba en la delegación de la Procuraduría General de la República, en Torreón. El delegado, Fernando Olivas,  no los recibió. Ahí en la delegación de la PGR, Georgina recibió otra llamada. Ni siquiera entonces Fernando Olivas los auxilió. En cambio, le ordenó a su subalterno y mano derecha, Raymundo  Muñoz, que la madre regateara con ‘Los Zetas’.

NIEGAN AYUDA. Pasaron las horas, y llegaron más llamadas. Finalmente Fernando Olivas los recibió. Pero se negó a proporcionar alguna forma de rastreo de las llamadas de celular, dijo que no tenía. Sugirió que la familia buscara todo ello por su cuenta.

Los siguientes dos días fueron de más llamadas de los secuestradores, que eran cada vez más agresivos. El 23 de enero, la familia instaló una antena para radiolocalizar las llamadas de los secuestradores. Pero entonces ocurrió el segundo giro fatal.

Ahí mismo, en la casa familiar,  el comandante Muñoz citó a los amigos de Thania y de Juan José, violando todo protocolo de investigación. Y cuando un miembro de la familia dio aviso de que la señal estaba lista para rastrear las llamadas, dos personas salieron de la casa y enviaron comunicaciones al exterior: el comandante Muñoz salió a hablar por celular, y un amigo del novio salió a mandar un mensaje de texto.

Entonces, los secuestradores jamás llamaron de nuevo.

La familia de Thania ha interpuesto una denuncia contra Olivas, por ésta y diversas violaciones a protocolos. Sobre Muñoz, sospechoso de pasar información en este caso, no fue removido como titular de la PGR en Torreón. Ostenta este cargo hasta la fecha.

Georgina, madre de Thania, sigue buscándola. Sigue pidiendo a la gente que la ayude a identificar a su hija, una joven de tez muy blanca y pecosa, ojos pequeños y cara redonda. Sonriente.

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