Aún esperan justicia en caso Arlette

La roja 09/01/2018 05:18 Lydiette Carrión Actualizada 05:25
 

El 8 de septiembre de 2016, Arlette Salas Chávez  desapareció junto con su esposo, Omar David Castañeda Viloria, quien era policía municipal en Tultitlán. Seis meses después, el 3 de marzo de 2017, dos cuerpos fueron hallados en un cisterna, también en Tultitlán. 

Isabel Salas identificó el cuerpo de su hermana Arlette, pero el cadáver del hombre no se parecía a su cuñado.  Ahora  está por comenzar una audiencia contra el único detenido por el caso. Las autoridades han omitido información a la familia de Arlette, no han notificado a tiempo, e Isabel sigue convencida de que el cuerpo que vio no pertenece a Omar.

—¿Todavía cree que no es su cuñado?

—Yo estoy segura de que no es mi cuñado.

—¿Por qué?

—Porque yo lo vi físicamente.

Omar tenía cicatrices en la cabeza, el tórax, las piernas y los brazos, producto de accidentes en moto. Y el cuerpo que vio no las tenías. Además, el grado de descomposión que presentaba no era el mismo que el de su hermana.

Por todo ello, exigió a las autoridades una prueba de ADN.  Tres días después de solicitarla, entregaron los resultados. De acuerdo con éstos, el cuerpo hallado sí era el de Omar. “Fue el ADN más rápido del mundo”, ironiza Isabel. “Pregunta a cualquiera cuánto tiempo se tardan, son semanas o meses”, explica. Hasta la fecha no ha logrado realizarse un peritaje independiente de los restos.

Isabel Salas explicó que al inicio ni siquiera le fue permitido levantar la denuncia por desaparición, o tener acceso al expediente. En cambio, la Fiscalía del Estado de México envió un comunicado de prensa, cuando ella estaba desaparecida,  en el que la acusaba de ser cómplice, junto con su esposo, de extorsión y clonación de tarjetas. Además, la familia de Omar le mandaba amenazas veladas.

Luego, cuando los cuerpos fueron hallados, y a pesar de que una de las líneas de investigación podría ser el de la extorsión por parte de Omar, éste fue enterrado con honores en el cementerio militar, debido a que su padre era policía federal y ex militar.

Después de hallar a su hermana, Isabel comenzó un peregrinar para exigir justicia. Las autoridades en un principio ni siquiera le daban acceso a la carpeta de investigación. Fue a una organización civil, y se negaron a ayudarla. Entonces ella metió un amparo y logró tener acceso a la investigación (aunque hasta la fecha no ha logrado tener copias del expediente). Ahí se dio cuenta de muchas omisiones por parte de las autoridades.

Pero no pudo dar un seguimiento completo. Llevando ella sola el caso de su hermana, se desmoronó. Tuvo que retirarse un tiempo para reponerse. Pasaron los meses. Durante la segunda mitad de 2017, la Fiscalía mexiquense detuvo a un presunto responsable del doble homicidio y emitió una orden de aprehensión contra otra persona que hasta la fecha permanece prófuga. Pero a la familia de Arlette la notificaron hasta noviembre, aproximadamente.

La primera audiencia contra el detenido está próxima. Y la familia de Arlette no ha podido revisar el proceso, las líneas de investigación, solicitar pruebas. Todo ello pone en riesgo que se haga justicia.

Arlette era una mujer de 32 años, muy querida entre el círculo de activistas por los derechos de los animales del Edomex. Cuando desapareció y, posteriormente, cuando fue hallada, muerta, toda la comunidad animalista se vistió de luto. 

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