Impunidad rodea asesinato de Fátima

La roja 05/12/2017 05:18 Lydiette Carrión Actualizada 10:16
 

Cuál es la mecánica para que de tres probables feminicidas, identificados apenas unas horas después del crimen, se libere a dos?

La semana pasada, en este espacio se narró el inusual grado de crueldad y tortura con el que la niña Fátima Quintana Gutiérrez, de 12 años, fue asesinada el 5 de febrero de 2015 en los alrededores de Lupita Casas Viejas, Lerma, Estado de México.

A Fátima le tiraron los dientes y le sacaron un ojo, le cortaron cara y cuello, la picaron 90 veces para someterla, le fracturaron tobillos y muñecas, le hicieron una herida de 30 centímetros en el pecho y otras de 10 centímetros en la entrepierna; la violaron.

Su cuerpo presentaba moretones y golpes en todas partes. Nada de eso la mató. Los atacantes tuvieron que aventarle tres piedras de entre 60 y 30 kilogramos en la cabeza. Después la semienterraron: hojarasca, ramas, piedras, incluso una llanta de carro sobre el estómago.

Los padres de Fátima y vecinos vieron la sudadera de su hija empapada de sangre a 12 metros de la casa de los sospechosos. Y a éstos recién bañados. En el patio, su ropa completamente embarrada de lodo y sangre; uno de ellos cargaba la mochila de la niña. ¿Cómo salieron libres? Éste es el mecanismo:

Una vez que los responsables fueron detenidos por los vecinos del pueblo y se dio aviso a la policía, las autoridades levantaron el cadáver. El cuerpo de Fátima estaba empapado en sangre; por medio de pruebas científicas se determinó que se trataba de su propia sangre y la de un masculino. Pero entonces “como no había reactivos” químicos en la fiscalía de feminicidios, no se determinó genéticamente a quién correspondía la sangre masculina.

No se analizó ni la sangre hallada en las ropas de los sospechosos. Se alegó que eso violaba sus derechos. Sólo se analizó la sangre en el cuchillo que se encontró, y en la ropa de Fátima. Pero no se confrontó con los detenidos. A éstos  no se les realizaron pruebas de genética.

En el expediente no queda asentado si en el cuerpo de Fátima fueron hallados rastros de semen, o células epiteliales. La familia denuncia que no hubo un análisis meticuloso del cadáver. Según Lorena Gutiérrez, madre de Fátima, la fiscalía alegó que, como se encontraba llena de tierra, no se podían realizar pruebas de genética porque el cuerpo estaba “contaminado”.

De los tres sospechosos, Luis Ángel estaba a tres meses de cumplir 18 años. Fue turnado a la fiscalía para menores de edad. Su sentencia no pasará de dos años y medio. El único que purgará sentencia es el hermano de aquél, José Juan, quien tenía entre 20 y 21 años cuando cometió el crimen. Pero el probable autor intelectual fue exonerado.

HOMBRE PROBLEMÁTICO. José Juan Hernández tenía dos años de haber llegado a vivir al pueblo con sus papás. Se le conocía como problemático. Aquel día, la familia de Fátima lo vio correr, y sus ropas llenas de sangre y lodo. Pero cuando fue procesado, un grupo de trabajadores de una exclusiva escuela privada, Sierra Nevada, acudió a declarar que aquel día José Juan había trabajado como jardinero. 

“Después de casi dos años de audiencias, nos enteramos que José Juan pertenece a la delincuencia organizada, su papá era policía municipal de Naucalpan y sus tíos y primos son judiciales del Estado de México. Su abuelo, militar ex retirado”, denuncia Lorena Gutiérrez.

La familia de Fátima ha sido amenazada en las audiencias del caso, y directamente a sus números de celulares. Han cambiado de celular y los familiares han conseguido los números nuevos. Su casa fue baleada. Ahora la familia ha tenido que irse del Estado de México para proteger su vida. Actualmente piden asilo en Canadá.

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