Bocado delator

28/05/2015 04:30 Arturo Ortiz Mayén Actualizada 02:51
 
Mientras le  colocaban los candados de mano para subirlo a una patrulla, F elipe Franco recordó con amargura el sabor de aquellos rollos de sushi que se comió mientras asaltaba un restaurante de comida japonesa y que a la postre revelaron su identidad. 
 
El robo a ese establecimiento, ubicado en las Lomas de Chapultepec, en junio del año pasado, había salido conforme a lo planeado. Justo cuando los empleados limpiaban el lugar para cerrar, Felipe Franco y sus cómplices golpearon al vigilante y mostraron sus armas para indicar que se trataba de un asalto.
 
Hicieron que los empleados se tiraran al piso y posteriormente hurtaron 120 mil pesos de la caja fuerte. Habían transcurrido menos de dos minutos desde que irrumpieron, justo como lo habían estimado. 
 
Pero antes de salir corriendo del restaurante, ubicado en el número 630 de la calle Monte Everest,  Felipe Franco se dio tiempo de saborear los platillos orientales. Tomó un plato con rollos de sushi que estaba en la barra y se los llevó a la boca.  Botín e itacate no pintaba nada mal, pero no contaba con que al sostener el plato quedarían grabadas sus huellas dactilares. Grave error para alguien que ha sido fichado en tres ocasiones por participar en diferentes robos.
 
Pero en ese momento no le importó o quizá ni siquiera pensó. Es difícil saberlo.Un “¡ya vámonos!” lo obligó a dejar la gula para después. Dejó de nueva cuenta el plato sobre la barra y junto con sus dos cómplices salió corriendo.
 
El robo ocurrió a mediados de junio de 2014, según quedó asentado en el expediente FMH/MH3/T3/406/14-06 que inició la Fiscalía Desconcentrada en Miguel Hidalgo.
 
Después de que los ladrones escaparon, los empleados llamaron a policías, a los que les narraron la forma en que habían sido sometidos. Al recrear lo que habían vivido mencionaron que uno de los ladrones hasta se dio tiempo de comerse varios rollos de sushi.
 
El detalle llamó la atención de los agentes de la Policía de Investigación, quienes le pidieron a los peritos que analizaran el plato que había tocado el asaltante. Aplicaron químicos en la barra y en el plato y obtuvieron una huella dactilar útil que llevaron al laboratorio.
 
Ese indicio, al ser cotejado con el banco criminal de la Procuraduría capitalina, arrojó un resultado positivo. Más aún, pertenecía a un cliente frecuente de los reclusorios: Luis Felipe Franco Dorantes o Felipe Franco Dorante, de 32 años.  
Los agentes obtuvieron las tres fichas de ingreso a prisión del probable responsable: dos al Reclusorio Sur y una más al Norte, las tres por robos calificados. Con esos resultados empezó la búsqueda del probable responsable. 
 
Los agentes de la Coordinación Miguel Hidalgo 3 montaron guardias en los domicilios que quedaron registrados durante sus ingresos a prisión.
 
Aparentemente el probable responsable se dio cuenta que lo seguían y escapó. Sin embargo, 10 meses después regresó a una de las casas de sus familiares en la colonia Anáhuac, donde lo capturaron. 
 
Ahí, mientras lo esposaban para subirlo a la patrulla, los agentes le indicaron que la pista que los llevó a él fueron los rollos de sushi que comió antes de escapar.
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