Lucra con víctima muerta

La roja 25/02/2016 11:15 Arturo Ortiz Mayén Actualizada 11:15
 

Sin importarle el dolor por el que atravesaban, Porfirio Bueyes Santana, un ex policía ministerial de Morelos, le dio información falsa a los familiares de una joven secuestrada.

En tres ocasiones obtuvo dinero de ellos a cambio de pistas sin sustento, a sabiendas que la víctima ya había sido asesinada.

Bueyes Santana no sólo aportó información falsa a los familiares de la joven, aparentemente también lo hizo con la PGJDF, pues su testimonio fue central en el secuestro y homicidio de Fernando Martí.

Fue él quien identificó a José Humberto Ortiz Juárez y a la “Comandante Lore” como los líderes de la banda de plagiarios, personas que no fueron señaladas por autoridades federales como participantes en el caso.

El 10 de febrero pasado, Bueyes Santana fue capturado en Puebla.

Aunque se identificó con otro nombre, lo descubrieron y trasladaron a la Ciudad de México, donde tenía pendiente una orden de aprehensión por haber extorsionado a los familiares de la víctima secuestrada.

Fue plagiada en 2007. En diciembre de 2007, cuando llegaba a la empresa de su papá en la colonia Pro Hogar, en Azcapotzalco, Priscila fue secuestrada. La joven, quien tenía 18 años al momento del rapto, estuvo cautiva  durante más de dos años hasta que su cadáver fue encontrado en febrero de 2010 en un paraje de Huitzilac, Morelos.

Sin ser identificada,  sus restos permanecieron ocho meses en el Semefo y después fue enviada a una fosa común. Ahí estuvo hasta octubre de 2013, cuando finalmente sus familiares dieron con su paradero.

Pese a su muerte, sus plagiarios mantuvieron negociaciones con el padre de la víctima.

En el 2011, cuando el padre de Priscila aún confiaba en que estuviera con vida —a cuatro años del plagio— fue contactado por Bueyes Santana, quien estaba preso en Santa Martha por un caso de secuestro.

A través de emisarios, Bueyes Santana le ofreció al padre de Priscila información sobre el paradero de la joven, a cambio de dinero.

El padre de Priscila acudió a la cárcel para hablar a solas con el prisionero. Ahí, el hombre le dijo que tenía datos sobre el lugar en el que estaba Priscila y de quienes la plagiaron.

En un primer pago el detenido dijo que Priscila estaba viva, que estaba privada de su libertad en una casa de la GAM y había tenido un bebé durante su cautiverio.

Una vez más el reo les pidió que se reunieran dentro de prisión. De nueva cuenta el  papá de Priscila entregó efectivo y esperó a que le dieran la información que necesitaba.

Con el paso de los días, después de realizar un tercer pago, el señor se dio cuenta de que el reo sólo lo había estafado. Sin embargo, mantenía la esperanza de encontrar con vida a su hija, pues los plagiarios seguían enviándole pruebas de que así era.

Bueyes Santana salió de prisión y entonces se convirtió en testigo de la Procuraduría capitalina en el caso Martí.

Poco después, la familia de Priscila denunció a Bueyes Santana por extorsión.

Mientras era buscado, en el 2013, las autoridades federales hallaron a Priscila en una fosa común de Morelos. Sus plagiarios no han sido capturados.

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