Cuenta pendiente

20/09/2014 04:00 Arturo Ortiz Mayén Actualizada 03:13
 
Diecisiete años después, la ex policía Irma Dolores Villarreal Vázquez tenía una nueva vida, aunque mantenía una cuenta pendiente con su pasado. En agosto de 1997 la mujer dejó todo atrás y escapó de la ciudad para conservar su libertad. 
 
Cuando su vida parecía transcurrir con normalidad su pasado tocó a la puerta en forma de una orden de aprehensión. Ella dijo que la estaban confundiendo.
 
Los agentes de la Policía de Investigación adscritos a la Fiscalía de Mandamientos Judiciales de la PGJDF le dijeron que no tenía caso mentir, que la habían seguido durante varios días y tenían certeza de que era la misma persona a la que buscaban. Quiso huir, pero supo que esta vez no tenía escapatoria.
 
Una imprudencia
 
En 1997, Irma Dolores Villarreal Vázquez trabajaba como policía del Distrito Federal. Llevaba apenas unos meses en la corporación cuando fue enviada al sector Xochimilco, al sur de la ciudad. 
 
Aunque recibió capacitación, no era una experta en el manejo de armas. El 15 de agosto de 1997, cuando realizaba sus funciones acompañada de otro elemento, recibió vía radio un llamado de su base.
 
La situación que les reportaron parecía ser común. Los habitantes de una casa pedían la presencia de los uniformados porque durante una fiesta familiar se había desatado un pleito.
 
Irma y su compañero se acercaron al número 4 de la calle Zacatecas, colonia Ampliación San Marcos. Los que habían desatado la gresca estaban alcoholizados y agredieron a los policías que llegaron al lugar.
 
Aunque la situación era tensa, no parecía fuera de control. Sin embargo, Irma desenfundó su arma de cargo y les apuntó. Su compañero le dijo en voz baja que bajara el arma. Ella no hizo caso y disparó.Los balazos hicieron blanco en Eduardo Arenas Torres, uno de los invitados a la fiesta.
 
Al darse cuenta que había cometido un asesinato corrió. Algunas de las personas que habían pedido inicialmente su ayuda trataron de ir tras ella, pero nuevas detonaciones los hicieron retroceder.
 
Cuando los familiares de la víctima estaban por arremeter contra el uniformado que quedó ahí, llegaron los refuerzos y los replegaron.
 
Se ocultó
 
Irma se deshizo de la pistola al sentir que nadie la seguía. Al saber que la buscarían en su casa le pidió ayuda a una amiga;  después se comunicó con sus familiares para decirles que tenía que marcharse.
 
La Procuraduría capitalina inició la averiguación previa por el homicidio de Eduardo Arenas. Meses después el juez 30 penal giró la orden de aprehensión en contra de Irma Dolores. 
 
Durante varios meses la buscaron sin éxito. Con el paso de los años su expediente quedó en el olvido, hasta que hace poco, con la llegada de un nuevo fiscal, inició una revisión de las órdenes pendientes por cumplimentar. Ahí estaba la de Irma Dolores Villarreal Vázquez.
 
Los agentes volvieron a rastrearla. La encontraron en Chalco, estado de México. A finales de julio, después de vigilarla durante varios días, los agentes tocaron a su puerta y le pidieron que los acompañara. Ahora Irma es una interna más del Centro Femenil de Readaptación Social de Santa Martha Acatitla.
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