Se ocultaba de los polis y lo matan rivales

14/01/2016 06:00 Arturo Ortiz Mayén Actualizada 12:53
 
A Juan Antonio Aguilar Jaime, “El Banano”, lo buscaba la policía por un homicidio, pero antes de que dieran con él lo encontraron otros sujetos, quienes lo asesinaron a balazos dentro de una cervecería en Tepito. 
 
“El Banano”, como era apodado, presuntamente se dedicaba a la distribución de droga al menudeo en el barrio bravo y había estado preso en 1997 y después en 1999, acusado de homicidio.
Sin embargo, en ambos casos obtuvo su libertad durante el proceso penal y regresó a las calles. En agosto de 2014, un grupo de agentes de la PGJDF comenzó a buscarlo una vez más tras el asesinato de una joven de 19 años durante un supuesto robo. 
 
Según el expediente de ese crimen, el 30 de agosto de 2014 la víctima, Ángeles Corona Naranjo, fue interceptada en la calle Caridad por dos sujetos que la asesinaron a balazos. Los testigos dijeron que uno de ellos era "El Banano".
 
A pesar del señalamiento, “El Banano” no fue capturado y aunque desapareció de la zona durante varias semanas, regresó para seguir delinquiendo.
 
La madrugada del sábado 13 de junio de 2015, Aguilar Jaime tenía ganas de beber. Junto con tres de sus amigos, dos hombres y una mujer, acudió a un local donde venden cervezas en el número 12 de la calle Toltecas, casi esquina con Fray Bartolomé de las Casas.
 
Cuando apenas transcurrían los primeros minutos del sábado y el grupo de amigos platicaba llegaron tres sujetos armados al local y desde la entrada les dispararon.
 
Al parecer su objetivo era Juan Antonio Aguilar, de 34 años, quien recibió cinco impactos de bala en distintas partes del cuerpo. Aún con vida, “El Banano” fue llevado al hospital de Balbuena, donde murió minutos después de haber ingresado.
 
Sus acompañantes también fueron alcanzados por las balas: Édgar Apolinar Ubaldo, de 28, dos en el tórax; Adriana Juárez Romero, de 27, uno en la espalda e Isaac Escobar Calva, dos más.
En las paredes del local quedaron las huellas de los impactos de bala. Los peritos contabilizaron al menos 25 casquillos calibre .45 mm.
 
A decir de los vecinos de la zona, Aguilar Jaime se dedicaba a vender droga en la calle de Toltecas. Era agresivo, conflictivo y amenazaba a la gente para que no lo delataran. Antes de regresar a prisión sus rivales terminaron con su vida. 

 

 
 
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