Malas compañías

12/03/2015 05:00 Arturo Ortiz Mayén Actualizada 03:00
 
Desde que  vio que uno de sus cómplices tomó un teléfono celular de la casa que acababan de robar, Yesenia Guadalupe Arroyo fijó su atención en él, le gustó y lo quería para ella.  Por eso se les adelantó y lo pidió, pero ellos le dijeron que esperara.
 
“Aguanta, ahorita vemos”, le dijo Roberto Carlos Paz Plácido cuando acababan de abordar un Chevy de color blanco y se dirigió hacia Ciudad Nezahualcóyotl, donde él y su amigo Eder Morales Reyes vivían. Antes de llegar a la casa donde se repartirían el botín, en la colonia Las Águilas, fueron a un bar donde estuvieron bebiendo y celebrando que el robo había salido bien. 
 
Ya casi era de noche ese 28 de junio de 2013 cuando llegaron a la vivienda donde harían el reparto del botín. Yesenia les volvió a decir que ella quería el celular, pero Roberto y Eder la ignoraron.
 
Al momento de repartirse los objetos que habían tomado, Roberto Carlos se quedó con el teléfono y Yesenia le reclamó. Discutieron hasta que Roberto comenzó a golpearla. 
 
Uno de esos golpes la dejó inconsciente. Al creer que la había matado, la hirió con un cuchillo para cerciorarse que no despertaría. Posteriormente Eder lo ayudó a amarrarla de pies y manos, y juntos la envolvieron en una cobija.
Finalmente metieron el cadáver a un coche Chevy de color blanco y se dirigieron hacia la Unidad Habitacional Solidaridad, en la colonia Santa Martha Acatitla, en la delegación Iztapalapa. 
 
Al llegar a la calle Francisco César Morales, los dos hombres sacaron el cuerpo del vehículo y la arrojaron a la banqueta. Antes de marcharse le dispararon en varias ocasiones.
 
Los tiros alertaron a los vecinos de la unidad habitacional. Varias personas salieron, entre ellos los familiares de Yesenia, quienes la identificaron cuando los peritos de la PGJDF movieron la cobija y se alcanzó a ver su rostro.
 
Durante la investigación se supo que las últimas personas con las que Yesenia fue vista eran Carlos y Eder. Por entrevistas supieron que ambos se dedicaban al robo y se convirtieron en los principales sospechosos.
 
El cruce de información entre las fiscalías de la PGJDF  permitió saber que Roberto Carlos era buscado por otro homicidio, cometido días antes del de Yesenia.
 
Ese crimen ocurrió el 14 de mayo de 2013 cuando, en complicidad con otro sujeto, Roberto Carlos sorprendió a un hombre cuando estacionaba su vehículo en una colonia de Iztapalapa. 
 
La víctima acababa de obtener un préstamo de nómina y sin darse cuenta que era seguido por dos sujetos condujo hasta su vivienda, donde lo interceptaron y a punta de pistola le exigieron el dinero.
 
Roberto les exigió bajar del auto, pero como los seguros del coche no funcionaban bien, metió la mano con la pistola por la ventanilla del conductor y la accionó en dos ocasiones, provocándole la muerte al cuentahabiente.
 
Al detectar que Roberto Carlos  había asesinado a dos personas, los agentes de la PGJDF cerraron el cerco, pero fue hasta noviembre de ese mismo año que lo capturaron. 
 
A Eder lo detuvieron a principios de enero de 2014 en la delegación Iztapalapa. Hace unos días, los dos fueron sentenciados a 45 años de cárcel por el asesinato de Yesenia, la chica a la que mataron por no darle el teléfono celular que les pedía.
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