Con la piel encendida

Sexo 15/03/2018 05:18 Lulú Petite Actualizada 15:55
 

Querido diario: A Alexis siento que lo conozco y no. Es un cliente regular, con el que me encuentro por lo menos cada dos meses. Habla poco de él, pues es reservado, sin embargo, al mismo tiempo es un parlanchín. Podría afirmarse que tiene muchas maneras de hablar mucho sin decir nada. Con su labia pulcra, interesante y duermeserpientes puede marearte en minutos. Tiene encanto escucharlo.

Revela poco, pero igual da gusto oírlo. Siempre pensé que era vendedor, abogado, quizá, político o estafador (valga la redundancia), el caso es que tiene el don de la palabra.

Me habló el martes. Quedamos en nuestro sitio habitual y dos horas después estábamos juntos, haciendo el amor. A Alexis le gusta coger de inmediato, pero es un poco precoz, de modo que su primer palo siempre es rápido. Luego viene la conversación. Habla largo y tendido, de las noticias, de la tele, de cine, de libros, del tema que sea, menos de sí mismo, él habla y habla, hasta que siente que le vuelven las fuerzas al cuerpo y el ánimo a su entrepierna. Entonces se pone cachondo de nuevo.

Alexis se volteó y me dio la cara. Nos miramos por unos segundos hasta que nuestros labios se tocaron y se hicieron suavecitos, blanditos. Su lengua apareció para invitar a la mía. Así, devorándonos lentamente, nuestros cuerpos reaccionaban al momento. Se acercó más, me tomó por la cintura y me besó las tetas, lamiendo despacito su contorno, su forma. Luego me besó el cuello, subiendo pausadamente, siguiendo de largo hasta el filito de mis orejas, que mordisqueó suavecito.

Con la piel chinita y encendida por dentro, comencé a mojarme en la entrepierna. Se estiró para buscar un condón del buró con urgencia, se lo puso y me penetró desesperadamente.

—Ay así, así —susurré, mordiéndome un hombro.

Alexis me agarró por las nalgas, firmemente, y me levantó la cadera. Entonces me lo empujó más al fondo. Sentí que me detonaba por dentro.

—¿Te gusta? —preguntó él bajito, proyectando su torso hacia mí de una manera que encontré encantadora y sensualmente imponente.

Sólo alcancé a gemir, a asentir con la cabeza, mientras me retorcía de placer. Estiré los brazos hacia arriba y tomé la cabecera de la cama. La así como si mi vida dependiera de ello, como si soltarme pudiera significar perder ese instante de goce.

Alexis deslizó sus manos por debajo de mi espalda y me alzó levemente mientras él permanecía arrodillado sobre el colchón. Nuestras caderas se alinearon perfectamente. Podía sentir sus bolas chocando contra mi vulva húmeda, mis labios como una flor abierta en verano.

Nos agitamos salvajemente, haciendo chirriar la cama. Mis senos brincaban al ritmo de sus embestidas. Con su miembro prensadito y palpitante, me proyectaba con una fuerza exquisita.

Lo inevitable tocaba a la puerta. Podía escuchar los latidos desaforados de su corazón, podía palpar las venas de su cuerpo empezando a brotar, haciendo fluir toda esa energía a través de sus brazos, su pecho, su ingle. En eso comencé a menearme también, gozándome el momento más álgido de su desempeño, cuando ya comenzaba a arrugar la cara, tensar los músculos y despegarse de este mundo. Nos abrazamos desquiciados por ese maremoto de sensaciones que estaban por estallar. 

Entrelazamos los dedos, nos enroscamos como una sola cosa viviente y, sin parar de movernos, implosionamos al mismo tiempo. Alexis ahogó un gruñido y clavó su cadera en mí con toda la fuerza, yo abrí la boca, pero no dejé salir el aire. El éxtasis me comprimía, aguantando para mí la cúspide del orgasmo. 

Cuando se levantó me quedé como hipnotizada. Vi su espalda ancha, el rastro de mis dedos en su carne. Un rastro que se desvanecería en cuanto se metiera al baño y nos despidiéramos. 

Salió del baño limpiecito y mirándome a los ojos me preguntó:

—¿Te he contado que soy arquitecto? —Te platico de eso la próxima.

Es gracioso, a decir verdad, es un hombre que habla mucho y, de todos modos, no sé nada de él. Es un completo misterio.

Hasta el martes,  Lulú Petite

Google News - Elgrafico

Comentarios