Es doctor ganón

Sexo 10/03/2016 05:00 Lulú Petite Actualizada 17:31
 

Querido diario: “Le dice una niña a su mamá que de grande quiere ser puta. La ñora, escandalizada, lleva a la escuincla a lavarse la boca con lejía (no sé qué diablos sea eso, pero así dice mi abuela), le da tres guamazos y agarrada de la oreja la lleva a comparecer con un cura. Por su culpa, por su culpa, por su grandísima culpa… tres Aves Marías y dos Padres Nuestros, después la angelical chamaquita sale del confesionario con el alma salvada y la orientación vocacional corregida.

Pasan los años. A la niña del confesionario le empiezan a crecer protuberancias  donde antes había planicies, ya no tiene percuPlacerdidas las rodillas y entre sus piernas brota la deuda de sangre con que salda el pecado de Eva (en [in]cómodas mensualidades). Su vocación sigue firme: será puta (a los chavos les gusta cómo se ve, ella sabe lo que tiene y lo cotiza). Está lejos de comenzar a cobrar, pero ya sabe que sus malos pensamientos ya no se blanquean ni con Cloralex. Pero aprendió: Ya al menos no le cuenta a nadie sus aspiraciones profesionales.

La niña ya no es una niña. Su figura tiene más curvas que el tramo Tres Marías-Cuernavaca de la Autopista del Sol. Ya se ha ido a lo oscurito con un par de chavos e, incluso, les ha dado sus buenos besotes ¡en los labios! Va por el camino que se trazó. Lo sabe desde la infancia: las niñas buenas van al cielo, pero las putas… van a antros, a bailes, a los viajes, por eso siempre quiso serlo. ¡Va bien!

La niña ya cogió. No fue lo que imaginaba, pero estuvo rico. Ahora sí, ya lo bailado nadie se lo quita. Trae la P en la frente. Ahora es momento de aprender… ¿Habrá universidades para putas?

La niña ya no es amateur. Hoy cobró por primera vez. Se siente lo mismo, pero ¡ah qué rica la cosquillita del dinero en la bolsa! ¿Será?

 ¡Claro que no! 

Este es un oficio que no se planea. Si buscamos en nuestros sueños de infancia, dedicarnos a esto sería inimaginable. Mucho se ha escrito sobre lo difícil del oficio y los estigmas que se enfrentan. Que si es una tarea denigrante y vergonzosa. Son puntos de vista. 

Ninguna niña tiene por sueño crecer para volverse puta. Ni siquiera sabe (la mayoría) qué diablos significa la palabra. Simplemente nos vamos enseñando a que serlo está mal, te vuelve candidata a ser juzgada, al infierno, al rechazo. Seguramente para un puberto una puta es la chavita que lo mandó al diablo para andar con otro; para una puberta es la chavita que le bajó al galán porque sí se atrevió a lo que ella no; para un diccionario es la mujer que cobra por tener relaciones sexuales; para una profesional, puta es la que no cobra; para una abuela es la que viste destapadito; para un romántico  puta es la que se casa por interés; para un materialista, la puta se casa por capital. Para un malvado, puta es la señora a la que le dice mamá; para un cliente, puta es la damita que lo ha llevado al cielo y para un cobarde, putas son todas menos su madre y su hermana. 

Yo espero que un día la mayoría nos demos cuenta de que la dignidad de las personas y su valor no está bajo sus chones, sino entre el pecho y la espalda. Que ganarse la vida vendiendo ratos no nos hace mejores ni peores que nadie, que la calidad de una persona no se mide por sus gustos en la cama ni por el número de personas con las que ha compartido vida, besos y abrazos. Que todo aquel que se gana la vida sin hacerle daño a nadie tiene un modo honesto de vivir. Sé que algún día superaremos nuestros prejuicios y podremos entender el trabajo sexual de una manera respetuosa. Entonces, daremos pasos importantes, no sólo para quienes trabajamos en la rama más privilegiada de este negocio, sino para que Bety, Lola, Margot y todas las vírgenes perpetuas de Sabines que trabajan en las calles y que enfrentan broncas y peligros,  seguramente se solucionarían en buena medida si algo hacemos todos por pensar distinto…”.

Con ese texto hace mucho conocí a un hombre que desde entonces me ha regalado la lealtad de su lectura. Desde el primer número que publiqué  hasta el que tienes en tus manos los ha coleccionado todos. Fue de los cuatro finalistas con más números guardados y el único que llevó su colección a la redacción en esa invitación que hice para agradecer a sus lectores. 

El doctor  Bojórquez: Difícil de comprender, persona honesta, luchona, simpática, que siempre tiene la razón. El doctor ganó el concurso de una cita gratis conmigo y como lo prometido es deuda, después de todos estos números leídos le toca hacer verdad lo que hasta ahora ha sido lectura. ¡Qué rico!

Gracias,  doctor 

Lulú Petite

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