¿Cómo lo meto?

Sexo 02/03/2017 05:00 Lulú Petite Actualizada 05:00
 

Querido diario: Mis clientes suelen hacerme preguntas. La mayoría de las veces relacionadas con sexo, claro. Desde cómo conquistar chicas hasta cómo inducirle el orgasmo a una mujer, cómo hacer buen oral o de maromas y posiciones que ni como profesional he intentado.

No es que yo sea una enciclopedia, pero sobre lo que sé, puedo dar consejos y algo de experiencia tengo. En fin, que por dedicarme a esta noble y benévola empresa, me caen preguntas a menudo. De todo tipo, de toda naturaleza y, bueno, como vayan viniendo vamos viendo.

Resulta que hoy atendí a Tadeo. Él no es muy preguntón, pero sí hiperactivo. Más o menos tiene mi edad, pero trae la cabeza llena de ideas. Nunca para. Siempre anda en algo distinto y cada proyecto es más raro que lo anterior.

Desde que lo conozco ha sido  promotor de productos alimenticios orgánicos, consultor de nutrición, organizador de paseos en senderismo, vendedor de fundas para celulares, diseñador de interiores, entrenador de yoga y hasta aspirante de comediante de stand up. Ahora resulta que es creativo en una empresa que montó junto con un antiguo amigo y, por lo pronto, están construyendo una página web.

El caso es que estábamos en la habitación. Yo leía mensajes de Twitter en mi celular, mientras él atendía una llamada. Tadeo hablaba con alguien quedito, desde el baño, pero oí clarito que hizo una pregunta que retumbó en mi cabeza y se instaló ahí como un eco de otra dimensión: “¿Cómo lo meto? Tiene que gustarle”.

¿Cómo lo meto? ¿Cómo lo meto? Supuse que hablaban de mí y, aunque me parecía raro, me pareció lindo que pidiera consejo para complacerme. Me había quedado pensando, desde mi experiencia, cómo respondería a eso. Porque un par de ideas sobre cómo meterlo se me estaban ocurriendo.

Me acarició la espalda y se acercó. Su aliento tibio y el calor de su cuerpo me reconfortaron.

—¿Y en qué pensabas? —Preguntó.

—Pues… —sonreí y lo miré a los ojos— En cómo enseñarte a meterlo —respondí antes de estamparle un beso en la boca.

Se partió de la risa, pero de inmediato la contuvo. No sé, como que agarró valor. Sus labios jugosos se sobrepusieron al gesto con un amague divino de su lengua y me besó de vuelta. Cerré los ojos y me dejé llevar. Me acomodé boca arriba y sentí su cuerpo sobre mí.

Sus manos rápidamente se precipitaron por mis curvas. Fueron ascendiendo a medida que me comía a mordisquitos en el cuello y atrapó mis senos con pericia. Los apretó suavemente, haciéndome perder los estribos.

Sentí su pene hincharse y hacerse muy duro. Pujaba entre mis piernas, buscando mi umbral húmedo y cálido, que empezaba a ofrecerse como una flor carnosa.

Estiré el brazo y agarré un condón. Tadeo me lo quitó de las manos y lo abrió de un mordisco. Se lo colocó en un dos por tres y, antes de proseguir, me miró a los ojos, sonrió y me preguntó:

—¿Así?

Se sintió muy rico tenerlo dentro de mí. Su potente herramienta apaciguó mi deseo por unos instantes, pero de inmediato avivó el fuego y tanto él como yo queríamos más. Abrí bien las piernas y rodeé su cuerpo por el talle. Mis talones acariciaban sus nalgas en cuanto él se movía, empujando su pieza gorda y palpitante hasta lo más hondo de mi monte de Venus.

—¡Así! —gemí en el borde de su oreja.

Él imprimió más ritmo y se hincó con la cadera fulminando con una descarga de sensaciones todo mi ser. Lo sentí en la médula, como un centelleo en la oscuridad. De pronto me tomó por las muñecas y me hizo poner las manos sobre mi cabeza. Me encantó ese juego dominante de su parte. Además, sudaba y seguía moviéndose, clavándome su garrotote una y otra vez. Mi cabeza ya no deliraba ni estaba en otra parte. Era toda oídos, ojos y cuerpo para él.

—No pares —le supliqué relamiéndome los labios.

Y no paró. No paró hasta dejarme satisfecha y sin más dudas. Me quedó claro que sabía meterlo, moverlo, sacarlo y volverlo a meter hasta hacerme ver estrellitas.

Antes de despedirnos me explicó: “Su socio, el de la página de internet, trataba de explicarle algo sobre el portal que estaban creando y cómo agregarle videos. Tenía que meter un video y el resultado debía gustarle al cliente. Me puse colorada, pero bueno, nos reímos rico y bueno, me quedó claro: Ya sabe meterlo.

 

Hasta el martes, Lulú Petite

Google News - Elgrafico

Comentarios