P ara Joel Castañeda, una hoja en blanco es un papiro de creatividad. Cuando la mira, su mente vuela hacia personajes caricaturizados que cobran vida en logos de las empresas.
Su imaginación, en sintonía con sus manos morenas y anchas, trazan los ojos grandes y contorneados de personajes que pasarán a la historia.
Para él, haber dedicado su vida al diseño fue una forma de sentirse siempre tranquilo y calmado.
De niño, no sólo pintaba en cada hoja blanca que veía, también decoraba esferas, al lado de su abuela, la mentora de su estilo.
A los cinco años, Joel se convirtió en decorador de esferas deformes con fines recreativos.
Me fascinaba hacer eso. Mi abuela trabajaba en el decorado de esferas y me llevaba a su taller. Las que no salían bien me las daban para que yo las pintara a mano; comenta el hombre, de 63 años, quien uno a uno ha sacado sus recuerdos impresos para mostrar su trayectoria como artista.
De dibujar aviones, robots y muñecos de Disney, Joel se convirtió en diseñador del logo de Juguetirama, la marca de juguetes de Bodega Aurrera.
Lo hizo en una tarde cuando el jefe del departamento de publicidad de la empresa le pidió a todo su personal que diseñarán una propuesta para presentarla ese mismo día.
Joel hizo un tren de colores que trazaban la palabra Juguetirama, con muñecas y osos de peluche encima. Ese diseño fue el mejor, no sólo entre sus compañeros sino a nivel empresarial y lo escogieron por encima de la propuesta de la agencia García Pato.
Hasta hoy, esa meta cumplida es recordada por este artista que ha ampliado su repertorio de técnica hacia el óleo mezclado con mármol.
Dibujar es mi pasión. Para hacerlo se necesita mucha visión, habilidad y tiempo para practicar. El dibujo es una forma de liberación.
