Tortas Robles, baratas y las meras del pueblo

Al día 07/09/2018 10:43 Javier Ramírez Actualizada 11:45
 

Es probable que a partir de enero del próximo año este lugar haya desaparecido para siempre, llevándose consigo 72 años de historias envueltas entre dos panes espolvoreados de ajonjolí tostado, de miga algodonosa y cáscara crujiente.

Pero mientras eso llega, aquí la vida transcurre en un ambiente impregnado por el sabor del tiempo, el delicioso gusto de disfrutar de un alimento que por histórico se convierte en inolvidable.

'Tortas Robles' inició en un puesto ambulante atendido por Don Alejandro Robles y su esposa la señora Lorena Martínez, quienes en vida nunca se imaginaron que su humildad y generosidad trascenderían décadas, volviéndose por naturalidad parte de la cultura popular mexicana.

Hoy son sus hijas Yaya y Guadalupe Robles las custodias de la receta especial, quienes madrugan para que el pan y los ingredientes como quesillo, queso de puerco, pierna y aguacate estén de lo más fresco, para ofrecer un producto impecable.

Las favoritas son las triples de pastel de pollo, una especie de embutido preparado con carne de ave y grasa de puerco, además de trocitos de pimiento morrón como condimento.

Para realzar el sabor de esta torta casera elaborada en frío, fueron creadas dos salsas especiales a base de chile chipotle y tomates verdes.

A Don Alejandro nunca le interesó hacerlas de jamón, pues pregonaba que eran para gente adinerada, “Tortas Robles no vende jamón, abajo el porfiriato y arriba la revolución”, era uno de sus dichos más famosos en los años setenta.

En ese entonces, cadetes de la marina, dulceros, estudiantes y oficinistas abarrotaban el negocio que pronto ocupó una enorme casa cerca de la Alameda Central.

Muchos años después, las herederas de este exótico sitio incorporaron al menú la milanesa, el chorizo y el huevo, a petición de los imparables comensales. Asimismo, crujientes tacos de pollo, carne deshebrada y papa, bañados en crema y salsa en abundancia.

“Sus tortas (de mi papá) eran del pueblo, para la gente. Era un hombre que tenía que sacar sus gastos y muy trabajador”, recuerda Yaya mientras cocina.

El edificio en el que se ubican está en venta y las hermanas Robles ya se alistan para desalojar y dar por terminado todo. Quizá en 2019 esta tortería desaparezca del sitio que tantos años habitó, pero es indudable que siempre se mantendrá viva en la memoria de quien alguna vez entró y probó una auténtica dosis de mexicaneidad.

¿DÓNDE?

Visítalos en la calle de Cristóbal Colón 1 D, colonia Centro, delegación Cuauhtémoc. De 10:30 a 18:30 horas, todos los días de la semana.

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