Un pequeño acto de romance se convirtió en un gran movimiento: el Minichelismo. Hace 13 años, el tío Alfredo quiso que sus dos grandes amores pasaran a la posteridad con el mismo nombre: Chelita, su esposa y el sitio que con gran pasión diseñó, su restaurante. Así nació “Minichelista”.
Lo impresionante de este lugar es que al momento de cruzar las puertas, la casa te atrapa. Tanto la decoración como la comida te envuelven en un ambiente tan delicioso y ecléctico que de pronto ya no quieres escapar, te quieres quedar a disfrutar.
“Minichelista” es un lugar —y un movimiento— excéntrico, es familiar, es mexicano, tradicional, original, vintage y cómodo a la vez.
“Mi tío tenía pasión por hacer arte con desperdicio metálico. El concepto de reutilizar las cosas se vuelve importante porque aquí nada es de primera mano, todo es armado. Así creamos un lugar en donde cada rincón tiene una personalidad”, dice Chay, quien junto a Itzel Hernandez diseñó y adecuó este increíble espacio.
Las mesas de madera con herrería, los objetos familiares, los recuerdos de XV Años, las máscaras africanas, las colecciones de cámaras fotográficas análogas y hasta los murales, hacen juego con los deliciosos platillos que ofrecen.
Lo más recomendable de esta carta, creada por la tía Chelo, es la Pechuga Minichelista, que se presenta como un rollo, relleno de ate de membrillo y queso de cabra, bañado en una enloquecedora salsa de cuatro quesos y nuez, acompañada con arroz y tiras de verdura frita.
Cuando termines, pide uno de los originales postres como el Elefante, que es atole de galleta Oreo, o una Zebra, helado de coco, lechita más coco y Hershey’s.
Minichelista es un lugar que grita a los cuatro vientos “Gran atmósfera de arte y gran sabor”, y hoy es sin duda mi lugar favorito. ¡Ven a conocerlo!
¿Dónde?
Guanábana, 197. Colonia Nueva Santa María. Delegación Azcapotzalco. De lunes a domingo de 3 pm a 10:30 pm.
