LA BANQUETERA: El sabor del caldo

15/01/2016 05:00 Paola Ascencio Actualizada 05:00

 

Dicen que su receta secreta es el amor y el ingrediente principal es el cariño. No lo podríamos dudar, pues con cada sorbo de este caldito, se siente un sabor doméstico calientito que reconforta hasta al más caído.

Para la cruda, para el desamor o por antojo, aquí el calor de un consomé hogareño de casi cuarenta años de tradición, se conserva en cinco ollas gigantes repletas de hierbabuena, ajo y carne cocida. Así son los “Caldos de pollo Maru”, que en realidad, son de gallina.

El negocio comenzó en 1979 cuando Alejandro Morales y su esposa Teresa, se establecieron entre cuatro láminas de metal, que custodiaban su receta en un puesto de banqueta. El vapor de las cazuelas rodeaba entre humaredas a la avenida de las Rosas, avenida principal que años después cambiaría su nombre a Escuinapa.

Cuentan que la gente no conocía el caldo de gallina; una receta que Alejando conoció en su trabajo en los “Caldos Zenon” en San Juan de Letrán. Cuando Morales decidió independizarse y comenzar en Coyoacán, los llamó “Caldos de pollo Maru”, “pollo” para no espantar y el nombre de su primera hija acomodado al final, “porque sonaba mejor que los demás”.

Todos los comensales eran bienvenidos, eran los inicios de la colonia Santo Domingo, por eso desde humildes obreros, hasta hombres bien vestidos, llegaban a su modesto local. Diez años después, las cuatro láminas de metal se convirtieron en concreto.

De sus preparaciones no hay comparación. Sopes preparados a mano con tortilla de maíz frita y crujiente, embadurnados con frijoles artesanales molidos en el mismo local, bañados en grasita de gallina y cubiertos con queso fresco y pechuga deshebrada.

Enchiladas con mole picosito pero suavecito. De toques dulces pero con textura pesada y espesa. Es un mole traído de Milpa Alta.

Pero la especialidad de la casa es justo lo que los llevó a la fama: El caldo de gallina. Un caldito natural, preparado sin conservadores ni productos artificiales, que se cuece con ajo y hierbabuena durante toda la noche y desprende el jugo de gallinas que pesan cuatro kilos y se cortan en partes.

Puedes escoger cabeza, pierna, huacal, rabadilla, muslo, alas o pechuga; en el caldo, todo es decisión del comensal. El servicio es todo un espectáculo y es que sus meseras pueden cargar hasta cinco platos al mismo tiempo.

Y a tu caldito, bueno, pues lo puedes preparar con chile piquín artesanal, garbanzo, salsa y cebollita. Además para completar tu menú tradicional, puedes acompañar tu caldito de gallina con un café de olla, también natural.

“Tengo veinte años frecuentando sus calditos, desde que estaban en avenida de las Rosas. Me gustan mucho porque están muy ricos, el garbanzo está muy bueno”. Sergio Eduardo Hernández.

“Son los mejores del rumbo. Aparte de las enchiladas y los sopes. El sabor del caldito es delicioso, el mejor del mundo, por eso venimos aquí frecuentemente”. Mario Aguilar

Visítalos de lunes a domingo de 7:00 a.m y 9:30 p.m en la calle Tepeyutlle #135 colonia Pedregal de Santo Domingo, delegación Coyoacán.

Huevómetro: 5 estrellas

Plato estrella: Caldo de “pollo”: Un caldito de gallina espeso, preparado con hierbabuena y ajo, y servido con garbanzos y una pieza de tamaño generoso.

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