La gastronomía mexicana siempre se destaca por sus garnachas preparadas a base de maíz y cocidas con aceite caliente. Desde tlacoyos, quesadillas, sopes y huaraches, hasta gorditas rellenas de carnitas, pero hay una garnacha en especial, que pocos conocen y que pueden conseguir en el centro de la ciudad: las mantecadas.
Así lo hacen desde 1970, en un local cerca de Donceles, donde el olor a salsa y masa cocida atrae diariamente a cientos de comensales.
Conjuntando el folclor de dos provincias del estado de Hidalgo, Apolonino Ríos y Eustolia Gómez trajeron a la Ciudad de México la receta original. Jorge Ríos, hijo de los dueños de Las gorditas del 57 —como son conocidas popularmente desde hace 40 años—, asegura que la receta surgió de los itacates que les servían a sus padres cuando eran niños.
En un principio, su negocio funcionaba como una tortillería, pero con el paso del tiempo, la necesidad los llevó a experimentar con su propia masa. Iniciaron vendiendo tres o cuatro mantecadas al día, de ahí que la gente comenzó a pedir un poco más.
Fue entonces, cuando dividieron la tortillería y designaron la mitad del local para ofrecer sus platillos.
Aquí las garnachas guardan un sazón casero y tradicional que sobresale de entre los demás puestos.
Envueltas de masa y rellenas de salsa, queso, cebolla y carne, sus mantecadas mantienen un sabor a chicharrón que no se pierde entre la gruesa coraza de maíz crujiente y que se endurece poco a poco sobre un comal.
En el lugar también podrás encontrar sus quesadillas elaboradas con tortillas hechas a mano y al momento. Las hay de picadillo, queso, pollo, huitlacoche y papa, pero las que más destacan son las colmadas de champiñones y queso Oaxaca, que terminan por desbordarse de la tortilla, debido a su generosa proporción.
Si prefieres algo más sencillo, no dejes de probar sus sopes cubiertos con frijoles caseros y las dos salsas de la casa: la roja y picosita de chile morita o la verde elaborada con tomate, aunque también podrás cubrirlos con ¡huitlacoche!
