Sabor de auténtica lonchería

Al día 04/03/2016 05:00 Paola Ascencio Actualizada 14:51

 

En “La Brisa, tacos, tortas y algo más” nada ha cambiado. Así lo dicen los viejos taburetes de madera, los barriles de tepache en la entrada, los bigotes en los cocineros y el mismo sazón que se ha conservado con el paso de los años. Y es que en esta lonchería de los años sesenta, es posible rememorar una comida casual de un México antiguo y tradicional.

Parece que en esta tortería y taquería el tiempo no ha pasado. Seguramente es por los azulejos de tonos verdes y tintes antaños que envuelven la cocina, por los refrescos de vidrio alineaditos o por la barra de metal que esconde tras la vitrina ingredientes frescos que a su vez, adornan el lugar.

Aquellos quienes visitan esta lonchería, podrían asegurar que la decoración retro fue premeditada, pero de los que conocen la historia del local, saben que mantiene su originalidad desde hace poco más de 45 años.

Cuenta Fabiola Yañez, hija del propietario original, que su padre llegó del estado de Michoacán en busca de trabajo en la ciudad. Luego de un tiempo viviendo en el corazón de la colonia Escandón y tras aprender a cocinar con su familia, decidió a abrir este afamado local que sigue manteniendo la pinta de lonchería tradicional.

Las tortas calientitas siempre han sido un esencial del lugar. Desde las más elaboradas como la Michoacana, la Texana, de Tres quesos, hasta las sencillas de huevo, queso y jamón, se sirven acompañadas de una cama de frijoles caseros, cebolla fresca, jitomate, aguacate y una telera de gran proporción recién salida de la panadería y que se calienta en la plancha al sabor del jugo de las carnes antes preparadas.

De su menú no podía faltar lo típico de una lonchería antigua, así que las tostadas de pata, sobresalen de la carta. Remojadas con cuadritos de cebolla y jitomate, sus patitas de cerdo se dejan reposar desde un día antes para lograr un efecto jugoso y bien asentado. No hay de otro ingrediente, son únicas, apetitosas y además hechas a mano. O las quesadillas de papa, alabadas por casi todo comensal, debido a la combinación de texturas uniformes y crujientes que terminan por desbaratarse en la boca.

También hay tacos de cabeza, suadero, longaniza y pastor. Pero su gran especialidad, son los tacos dorados que envuelven barbacoa casera. Una orden de tres o cinco taquitos, a gusto del cliente, que guardan en su interior carne de borrego deshebrada y bien cocinada. Tienen un sabor especial, fuera de lo convencional, y es que son jugosas pero no grasosas, crujientes pero duras y además, se bañan en una crema que sabe a leche y que no es comercial, se cubren con rodajas de jitomate, aguacate, cebolla y se salpican de cualquiera de sus tres salsas picosas: la verde, la roja o la especial de guacamole.

¡No olvides probar su rico tepache que realza el sabor de cada fruta fermentada en cada trago lleno de sabor!

“Llevo frecuentando el lugar como 10 años y comiendo aquí porque es rico, es barato y tienen mucha variedad. Las flautas son las que más me gustan”, Alan González.

“Es la primera vez que vengo y está muy rico todo. Pedí unos tacos de cabeza y ahora otros cuatro de pastor” Jesús Cruz.

Visítalos de lunes a domingo de 9:00 a.m a 11:00 p.m en la calle José Martí #217, esquina Unión, en la colonia Escandón.

Plato estrella: Flautas de barbacoa: Una orden de tres o cinco taquitos que guardan en su interior una carne de borrego jugosita, deshebrada y bien cocinada.

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