Le hace la vida bella

23/06/2016 05:00 Astrid Rivera Actualizada 08:43
 

La vida de Susana cambió a los 38 años, nueve meses después de dar a luz a su hija, cuando sufrió un desprendimiento de retina en ambos ojos que le causó ceguera permanente.

El principal reto fue criar a una bebé en total oscuridad y aprender a andar en la calle sin la ayuda de alguien. 

Brazos rapados, pies ensangrentados y moretones en las extremidades eran el resultado de la batalla que enfrentaba Susana Saldaña siempre que salía a la calle. 

A pesar de estar familiarizada con la debilidad visual, la ceguera fue un mundo totalmente distinto. 

“Yo tenía miopía crónica y mi madre nunca supo que debí haber estudiado en una escuela especial; por mi cuenta aprendí a hacer muchas cosas al tacto antes de quedar ciega, pero los retos, después del desprendimiento de retina, fueron más duros", comenta Susana. 

Los primeros meses con su nueva condición, Susana tardaba varios minutos en hacer una papilla. Sentaba a su pequeña en una silla y le ponía la cuchara enfrente. La mamá se quedaba inmóvil, hasta que la pequeña boca buscaba el alimento.

Fue tres años después, que Susana entró por primera vez al Comité Internacional Pro Ciegos Institución de Asistencia Privada (I.A.P), hace ya 18 años.

Su llegada fue casi obligada, por recomendación del médico familiar, quien se dio cuenta que la mujer necesitaba ayuda para acoplarse a su nueva condición.

“Yo pensaba: ‘cómo voy a ir a una escuela para ciegos’, sentía que no lo necesitaba, había mucha negación de mi parte”, confiesa. 

En pocos meses, el comité le ayudó a caminar con bastón, a aprender Braille y a retomar sus manualidades. Susana pasó en un año de ser alumna ejemplar a formar parte de la lista de profesores.

En las aulas, la maestra Susana enseña costura, realización de muñecos de peluche, joyería, gelatinas, jabones decorativos, velas aromáticas y todo tipo de tejido. 

La maestra ahora ya no camina con un bastón, sino con una amiga y compañera de vida: ‘Bella’, su perro guía desde hace seis años.

“Decidí cambiar el bastón por el perro, porque cuando usaba bastón y me encontraba con un obstáculo, yo tenía que verificar con mi pie de qué se trataba y el perro rodea los obstáculos, los evita. Además, al cruzar la calle, el perro camina sobre las líneas peatonales y si algún vehículo las rebasa tiene que esperar hasta el siguiente cambio para no ponerme en riesgo y con el bastón te guías sólo con el sonido de los coches”, dijo Susana.

‘Bella’ es una labrador negra que guía los pasos de la maestra y, como todos los perros guías, no debe ser tocada ni llamada cuando se encuentra en sus labores.

“La gente no entiende que el anuncio de 'No me toques, estoy trabajando' es por seguridad; el perro no se puede distraer porque pone en riesgo a su amo, pero como los ven bonitos y tranquilos, todo mundo quiere acariciarlos y hablarles, eso es peligroso”, resaltó.

‘Bella’ y Susana trabajan de lunes a viernes. Susana comienza con su rutina mientras la perra descansa bajo el escritorio. Han sido bastantes alumnos los que han pasado por las aulas del Comité Internacional Pro Ciegos y Susana insiste en que su mayor satisfacción es poder ayudarlos a aprender cosas para generar ingresos.

“Lo más hermoso es ver que un alumno se va feliz, satisfecho de haber aprendido algo y me da gusto porque todo lo que hacemos aquí se vende”, comenta la profesora, mientras presume collares y pulseras. 

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